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Un jubilado con 45 años cotizados que no llega a 900 euros de pensión: “esto es trabajar para morir”

Distintos pensionistas residentes en barrios obreros aseguraban que, a lo largo de su vida, habían cotizado por debajo de las horas que realmente trabajaban.

Un jubilado de barrio obrero, en una entrevista
Un jubilado con 45 años cotizados que no llega a 900 euros de pensión: “esto es trabajar para morir” |'laSexta'
Esperanza Murcia
Fecha de actualización:
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En España, existen unas cuantías mínimas y máximas para las pensiones contributivas. En términos generales, esta cuantía dependerá de tres factores: la edad de jubilación (si accedemos a la jubilación anticipada, por ejemplo, sufriremos recortes en la pensión), los años cotizados a la Seguridad Social (cuantos más años, mayor será el porcentaje de la base reguladora que nos quede) y la base reguladora.

Ahora, lo cierto es que hay otros factores subyacentes, como el salario y, sí, incluso el barrio donde vivimos. Así se pudo comprobar en un programa de ‘El Intermedio’ de una temporada pasada, donde el periodista Santi Villas estuvo preguntando a distintas personas, de barrios obreros o acomodados, cuánto estaban cobrando con su pensión de jubilación. Y las diferencias fueron abismales.

Comenzando por los pensionistas de barrios obreros, fue muy destacado el caso de un pastelero que, tras 45 años cotizados, no llegaba a los 900 euros de pensión. Preguntado por la cuantía, y si le parecía bien, dio una respuesta muy tajante: “Esto es trabajar para morir”, denunciaba, al tiempo que añadía “si no puedes comer ni vivir, ¿qué más da?”.

Este mismo pensionista, aseguraba al citado programa que le había sido imposible tener un plan de pensiones, explicando que vivía de alquiler y no tenía nada con lo que complementar su pensión. Por ello, en contrapartida de los testimonios de los barrios más ricos, defendía que era importante acudir a las manifestaciones de los pensionistas, porque “cuantos más, mejor”.

Los pensionistas de los barrios más humildes también aseguraban que a lo largo de su vida habían cotizado menos horas que las que realmente habían trabajado, pero que no podían hacer otra cosa: “Y se me venía bien, bien. Si no, a la calle”. Una mujer, también de este grupo, explicaba cómo tenían que hacer malabares para que les alcanzara al matrimonio con 550 euros, ya que se encontraba cuidando a su marido enfermo: “Porque somos mayores, estamos enfermos y comemos poco, que si no…”, se lamentaba.

Un pensionista de barrio rico, con 2.200 euros de pensión: “podría ser más alta por todo lo que he hecho”

En el lado contrario, destaca el caso de varios pensionistas que, residiendo en los barrios ricos, cobraban 2.200 euros de pensión. “Fui gerente en una empresa y coticé desde los 18 hasta los 65 años”, confesaba uno de ellos, mostrándose muy satisfecho con la misma, que, aseguraba, entonces era “la máxima”.

Esto era también lo que cobraba una enfermera con 48 años cotizados que, durante casi toda su vida, estuvo trabajando también haciendo guardias en la clínica privada. Esta, además, complementaba su pensión con los ingresos de sus 4 pisos alquilados.

La misma pensión, de 2.200 euros, cobraba un jubilado que, pese a su jubilación, seguía en activo como profesor, catedrático de Psiquiatría, y becado por la Organización Mundial de la Salud. Este, indicaba que “afortunadamente” podía llegar sin problemas a final de mes, aunque eso no significaba que estuviera conforme: “Podría ser más alta por todo lo que he hecho”.

Estos testimonios, de los barrios más ricos, no solo diferían en la cuantía con los de los barrios obreros en cuestión de la cuantía ya que, a diferencia de los anteriores, la mayoría de los barrios acomodados no se manifestaba ni veía bien hacerlo: “tampoco es cuestión de estar quejándonos todos los días de todas las cosas”, expresaba uno de ellos.