Son muchos los trabajadores que al sufrir una enfermedad o accidente laboral se enfrentan a situaciones tediosas o que no suelen controlar para que el tribunal médico les conceda una pensión contributiva. Como la mayoría de ellos, estar, al menos, un tiempo sin trabajar, sufren una pérdida económica que les lleva a preguntarse: ¿Qué valora realmente la Seguridad Social cuando conceder una incapacidad permanente? Algo que la administración ha querido responder.
En España, corresponde al Equipo de Valoración de Incapacidades (EVI) hacer los exámenes pertinentes que finalmente determinen si la persona presenta un grado de discapacidad igual o superior al 33% y si tiene derecho a la modalidad parcial, total, absoluta o de gran invalidez.
El procedimiento al que se somete el trabajador consta de varias partes y tiene como resultado final la recepción de la Carta de Resolución de incapacidades de la Seguridad Social. Hay que mencionar que son múltiples las causas que pueden desembocar en una incapacidad permanente, desde un accidente, sea laboral o no, hasta una enfermedad (común o profesional). La administración pública tiene una lista de enfermedades que dan derecho a ese tipo de pensión.
¿Qué valora el tribunal médico de la Seguridad social para conceder una incapacidad permanente?
A la hora de solicitar la pensión de incapacidad, los trabajadores afectados que acuden a la Seguridad Social deben conocer, previamente, en qué consisten las pruebas o exámenes que hace el EVI para determinar el grado de minusvalía y qué es lo que se les preguntará, aproximadamente.
Actualmente, esa valoración costa de tres partes. La primera recae precisamente en una reunión a modo de entrevista donde el paciente se someterá a una serie de preguntas. De la información obtenida, el tribunal médico se hace una idea aproximada de la situación.
La segunda parte consta de una exploración física para ver cuál es el alcance real de la discapacidad y, por último, se estudian los documentos médicos aportados por el afectado para demostrar y justificar si situación, tanto física como económica.
En este punto hay que tener en cuenta una serie de consideraciones. Que una persona se convierta en pensionista de incapacidad permanente no significa que no pueda trabajar, en función de la modalidad asignada sí que podrá compatibilizar esta ayuda contributiva junto con su trabajo. Lo que no podrá nunca ser es compatible con el puesto desarrollado hasta el momento, sino con otro tipo.
Al mismo tiempo, hay que tener presente que la Seguridad Social se reserva el derecho a hacer las comprobaciones pertinentes del estado de salud del pensionista cada dos años. Esto abre varios escenarios: o que se mantenga, que se incremente la cuantía, o que se disminuya o pierda por mejoría.
Los criterios de la Seguridad Social para conceder la incapacidad permanente
Como en cualquier procedimiento, el Instituto Nacional de la Seguridad Social se rige por una serie de criterios a la hora de conceder la pensión de incapacidad. Los futuros pensionistas están nerviosos por conocer cuáles son, ya que el dictamen final es vital. Corresponde con los siguientes para determinar el grado de discapacidad.
La influencia de la dolencia o enfermedad en la capacidad de trabajo del beneficiario. Es la vía para comprobar si está capacitado para desarrollar un empleo o debe buscar otro que se adapte a sus nuevas condiciones físicas o psíquicas.
El historial médico del paciente también es fundamental. Ahí los médicos verifican si la dolencia o enfermedad se une a otras ya existentes o pueden provocar que la nueva se agrave. Pueden haber ocurrido otras situaciones que influyen en el estado de salud del paciente en el momento del examen.
La posibilidad de mejora del paciente también es un criterio. ¿Tiene la posibilidad de una mejoría? En las situaciones en las que sí sea posible la recuperación, puede cambiarse el grado de discapacidad, algo revisaba cada dos años. Hay que tener presente que el objetivo es que la persona recupere su puesto de trabajo habitual cuanto antes.
Existen criterios orientativos que sirven de ayuda a los médicos en cada caso concreto del paciente. Entre algunos ejemplos están los informes que arrojen luz a la situación o cómo se comportó en casos anteriores parecidos.
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