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Kathy (81 años): “no puedo jubilarme, así que trabajo a tiempo parcial. Cuando terminé la secundaria, las mujeres no podían hacer todo lo que yo quería, así que nunca llegué a ser nada”

A pesar de su avanzada edad, asegura que el trabajo no le resulta “una tarea pesada” y que no se imagina estando sin trabajar.

Khaty Curtis, trabajadora con 81 años
Kathy (81 años): “no puedo jubilarme, así que trabajo a tiempo parcial. Cuando terminé la secundaria, las mujeres no podían hacer todo lo que yo quería, así que nunca llegué a ser nada” |Business Insider
Esperanza Murcia
Fecha de actualización:
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La mayoría de personas se imaginan a los 80 años disfrutando de la jubilación. Tras décadas de trabajo, es lo esperable. Sin embargo, hay casos en los que este retiro no es posible por la falta de ingresos, siendo la pensión insuficiente para poder vivir de forma independiente y cubrir todos los gastos. Es el caso de Kathy Curtis, quien sigue trabajando a tiempo parcial a sus 81 años en el servicio de atención al cliente de una empresa local de suministro de agua.

Residente de California, asegura que necesita trabajar para poder llegar a final de mes. Una necesidad que, en cambio, no le pesa, afirmando al medio ‘Business Insider’, donde ha publicado un ensayo, que ha hecho muchas cosas “solo para sobrevivir”.

“Cuando terminé la secundaria, las mujeres no podían hacer todo lo que yo quería hacer, así que nunca llegué a ser nada. Mi mentalidad era más bien aceptar lo que pudiera conseguir. Debería haber ido a la universidad, pero no lo hice porque en aquella época se esperaba que fueras profesora o enfermera”, explica. Así pues, con 15 años empezó en unos grandes almacenes, puesto que fue cambiando en función de las oportunidades que le iban surgiendo.

De hecho, tras la separación de su primer marido (con el que tuvo dos hijos), tuvo incluso que tener cuatro empleos a la vez, trabajando 7 días a la semana, “solo para poder seguir adelante, porque no tenía ayuda”. Entre los muchos trabajos que ha mantenido a lo largo de su vida, está el de responsable de tráfico para una televisión, preparadora de casas para pintores u oficinista. 

Si había algo que hacer y podía ganar dinero con ello, nunca dudaba. Siempre he pensado que si no sé hacer algo, puedo aprenderlo, y he tenido la suerte de tener éxito en las cosas que he decidido aprender”, contaba en el citado medio.

Superviviente de cáncer: “Ahora si me enfermo simplemente sigo adelante, porque eso es lo que solíamos hacer en los viejos tiempos”

A Kathy Curtis le diagnosticaron cáncer de mama en 2009. Al año siguiente, se sometió a tratamiento contra el cáncer de mama y, tres años después, le diagnosticaron un tumor cerebral. Los problemas de salud continuaron y tuvieron que operarle de la cadera, además de que tuvo coágulos de sangre en ambos pulmones y en una pierna.

Por todo ello, estuvo ausente durante un periodo y, aunque entre 2011 y 2013 estuvo buscando trabajo, no logró encontrarlo. “Ahora mi salud es bastante normal. Me quedo sin aliento y me canso fácilmente. No suelo enfermarme ni contraer la gripe. Si lo hago, simplemente sigo adelante, porque eso es lo que solíamos hacer en los viejos tiempos”, detalla a ‘Business Insider’.

“No considero el trabajo como una tarea pesada”

Actualmente, Kathy trabaja en la oficina de una empresa local de suministro de agua, en el servicio de atención al cliente. En esta compañía lleva 10 años, trabajando los viernes y haciendo sustituciones, por un salario de 18 dólares la hora (sobre 15,50 euros). “Somos una comunidad pequeña, así que es un trabajo muy agradable porque me permite estar en contacto con la gente. Si no tuviera este trabajo, probablemente sería más hogareña y no haría gran cosa”, confiesa.

Siguiendo con el trabajo, asegura que va a trabajar “hasta que no pueda más o hasta que la empresa ya no me necesite”, confesando que “en este momento, no me imagino sin trabajar”. Haciendo un repaso de su trayectoria, indica que nunca ha ganado mucho dinero, pero que tampoco se ha sentido “como un caso de pobreza”, a pesar de que, durante gran parte de su vida, ha vivido “justo por encima del umbral de la pobreza”.

Asimismo, señala que nunca ha tenido la oportunidad de ahorrar dinero para el futuro, ya que siempre ha estado arreglándoselas “para llegar al día siguiente”. De hecho, afirma que nunca hubiera podido comprarse una casa propia si no hubiera sido porque su padre le dejó una buena suma de dinero cuando falleció. En último lugar, en un plano más filosófico, cuenta que, en su opinión, “los remordimientos son una pérdida de energía”.

“Tuve la suerte de aprender por el camino a dejar atrás las cosas sobre las que no podía hacer nada. No es más que una cuestión de actitud, y prefiero ser feliz y estar contenta que centrarme en lo negativo”, concluye.