El precio medio de la vivienda nueva en España ha acelerado su escalada al cierre del año y se sitúa ya en 3.298 euros por metro cuadrado, un 8,9% más que hace un año y un 4,7% por encima del nivel de hace seis meses. Se trata del máximo histórico de la serie y del mayor ritmo de crecimiento registrado en los últimos 19 años, de acuerdo con el último informe de Tendencias del Sector Inmobiliario elaborado por Sociedad de Tasación y recogido por Europa Press.
Este encarecimiento está impulsado por la fuerte demanda, condiciones de financiación todavía favorables y una oferta claramente insuficiente, especialmente en los grandes mercados urbanos y en las zonas con mayor presión turística. Con estos precios, una vivienda tipo de 100 metros cuadrados alcanza ya un valor medio de 329.800 euros.
Las previsiones de la tasadora apuntan a que la tendencia continuará en los próximos meses. Para el cierre del primer trimestre de 2026, el informe proyecta un precio medio de 3.365 euros por metro cuadrado, lo que mantendría el crecimiento interanual en el 8,9%, aunque con una ligera moderación en términos semestrales.
“El mercado residencial ha consolidado en 2025 la fase expansiva del ciclo inmobiliario, aunque empiezan a apreciarse señales de madurez a medida que los precios se aproximan a los límites de accesibilidad de la demanda”, advierte Consuelo Villanueva, directora de Instituciones y Grandes Cuentas de Sociedad de Tasación.
Madrid, Cataluña y País Vasco lideran los precios
Las mayores tensiones se concentran en Cataluña (5.288 euros por metro cuadrado), la Comunidad de Madrid (5.172 euros) y el País Vasco (3.582 euros), las tres comunidades con los precios de vivienda nueva más elevados en términos absolutos, todas muy por encima de la media nacional. Junto a ellas, otras seis autonomías, Andalucía, Asturias, Baleares, Canarias, Comunidad Valenciana y Galicia, han alcanzado también máximos históricos en la serie de precios.
En cuanto a la evolución anual, todas las comunidades registran subidas. Madrid encabeza los incrementos con un alza del 10,7%, seguida de Baleares (10,1%), Cataluña (9,6%) y la Comunidad Valenciana (8,6%). En el extremo opuesto, Asturias (4,4%) y Castilla-La Mancha (4,8%) son las únicas regiones con aumentos por debajo del 5%.
La presión se deja sentir también a escala urbana. En 14 capitales de provincia, además de Ceuta y Melilla, la vivienda nueva se sitúa ya en máximos históricos, entre ellas Barcelona, Madrid, San Sebastián, Bilbao, Palma, Málaga y Valencia.
El esfuerzo para comprar sigue siendo alto
El encarecimiento de los precios tiene un reflejo directo en el acceso a la vivienda. El Índice de Esfuerzo Inmobiliario, que mide los años de salario íntegro necesarios para adquirir una vivienda media, se situó en 7,6 años en el cuarto trimestre de 2025, con un ligero aumento trimestral del 0,2% y un incremento interanual del 1,7%. Pese a ello, el indicador permanece relativamente estable desde mediados de 2022.
Las diferencias territoriales son muy marcadas. Baleares continúa siendo la comunidad con mayor esfuerzo, con 19,4 años de salario, aunque ha registrado un descenso interanual del 3,7%. En el otro extremo se sitúa Extremadura, con 4,9 años. La Comunidad de Madrid, con 10,2 años, alcanza un nivel que no se veía desde 2012.
Construir es más caro y más eficiente
A las tensiones de demanda se suma el encarecimiento de los costes de construcción, que alcanzaron en diciembre los 1.360 euros por metro cuadrado, un 3,3% más que hace un año. El informe atribuye esta subida a las limitaciones de capacidad productiva, la escasez de mano de obra cualificada y a un marco regulatorio más exigente, con la próxima modificación del Código Técnico de la Edificación, que añade presión adicional sobre los costes.
En paralelo, la obra nueva avanza hacia mayores estándares de sostenibilidad. El 76% de las viviendas iniciadas en 2025 cuenta ya con calificación energética A en emisiones, y el 71% alcanza la máxima eficiencia en consumo energético, el mejor registro de la serie. Un avance que, aunque es positivo desde el punto de vista ambiental, también contribuye a elevar los costes y, en última instancia, los precios finales.
El resultado es un mercado que mantiene un elevado dinamismo, pero en el que el acceso a la vivienda es cada vez más difícil, sobre todo para las familias con ingresos medios y bajos, debido a que no se construyen suficientes viviendas para cubrir la demanda.

