La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, ha asegurado que la economía global ha evolucionado en 2025 mejor de lo previsto, aunque advierte de que la incertidumbre se ha convertido en una constante. Así lo ha señalado durante el acto inaugural de la asamblea general anual del FMI y el Banco Mundial, celebrado este miércoles en Washington.
Georgieva, según han recogido desde EFE, ha adelantado que el próximo informe de perspectivas económicas mundiales, que se publicará la próxima semana, mostrará un crecimiento global “solo ligeramente más lento” tanto para este año como para 2026. En su opinión, el mundo ha logrado “superar múltiples impactos agudos”, entre ellos los aranceles impuestos por Estados Unidos durante la presidencia de Donald Trump, cuyo impacto final ha sido menor al esperado. “Por el momento, el mundo ha evitado una guerra comercial”, ha afirmado.
Pese a la resistencia mostrada por la economía, la directora gerente del FMI ha subrayado que la incertidumbre global “no deja de crecer y está aquí para quedarse”. Según ha dicho, este escenario afecta tanto a países desarrollados como a economías en desarrollo, y representa “la nueva normalidad” a nivel global.
Llamamiento a Europa y advertencias a China
Durante su intervención, Georgieva ha hecho un llamamiento a la Unión Europea para que acelere la consolidación de su mercado único y refuerce su unión financiera. “Por el amor de Dios, avancen en una unión del sistema financiero”, ha reclamado, señalando la desventaja que supone para Europa la fragmentación actual frente a las grandes corporaciones estadounidenses del sector tecnológico.
También ha instado a Alemania a incrementar su gasto público y a apostar por la inversión en infraestructuras. En relación con China, ha recomendado una reestructuración de su mercado inmobiliario y ha advertido sobre los efectos negativos de la depreciación real de su moneda, que, según ha dicho, “va en contra de su objetivo de equilibrar el crecimiento”.
Por último, Georgieva ha instado a los gobiernos a trabajar por “mejorar el crecimiento, reparar las finanzas públicas y hacer frente a los desequilibrios económicos internos”. En un contexto de elevada volatilidad, ha advertido que “si un shock correctivo ocurriera, unas condiciones financieras más restrictivas pondrían en peligro la economía mundial”.