El Banco Central Europeo (BCE) ha publicado un artículo en su Boletín Económico en el que hace referencia al dinero en efectivo como “instrumento de pago resiliente” y “activo refugio” en situaciones de crisis como la que vivió España con el apagón de luz que sufrió el pasado 28 de abril y que dejó sin electricidad a toda España y parte de Portugal. El BCE recuerda que varios países recomiendan guardar dinero en efectivo para 72 horas de necesidades básicas y cita rangos orientativos de 70 a 100 euros por persona, usados por autoridades de Países Bajos, Austria y Finlandia.
El estudio ha sido realizado y firmado por los economistas Francesca Faella y Alejandro Zamora-Pérez, los cuales han estudiado cuatro episodios como son la pandemia, la invasión rusa de Ucrania, el gran apagón ibérico del 28 de abril de 2025 y la crisis de deuda griega, explicando que en períodos de alta incertidumbre los ciudadanos tienden a acumular dinero en efectivo y a usarlo cuando fallan las infraestructuras digitales.
Con el apagón el “dinero electrónico” se desplomó
El caso español opera como ilustración más cercana. Aquella jornada, la separación temporal de la península de la red eléctrica europea dejó sin suministro a millones de personas y provocó el colapso de buena parte de las telecomunicaciones. El resultado fue inmediato en la caja. Pues el gasto con tarjeta en las zonas afectadas se desplomó entre un 41% y un 42%; el comercio electrónico nacional cayó alrededor de un 54% y el consumo total descendió cerca de un 34%, según los datos que compila el BCE a partir de CaixaBank Research y BBVA Research.
Debido a este suceso, el BCE estimas que hubieron pérdidas directas de PIB de entre 400 y 1.600 millones de euros. En ese sentido, el efectivo pasó de ser una opción más a convertirse en el único medio de pago disponible para muchos, al tiempo que los cajeros automáticos y diversos servicios P2P como Bizum estuvieron horas inoperativos. Un día después del apagón, las retiradas en cajeros repuntaron de forma acusada, combinando la reposición de fondos utilizados con un aumento de la demanda precautoria.
4 de cada 10 personas guarda dinero en efectivo en España
El análisis muestra que la reacción a tener dinero en efectivo no es un caso aislado en la economías menos digitalizadas. Por ejemplo, tras la invasión de Ucrania, los mayores picos de demanda de sacar dinero en efectivo se registraron en los países de la eurozona que estaban más próximos al conflicto, sin importar de su grado de digitalización.
Por otro lado, durante la pandemia, el pagar con monedas y billetes de euro aumentó de forma considerable en los hogares. También en la crisis de Grecia de 2015, donde se comprobó que durante la mayor tensión política y financiera coincidió con el mayor pico de emisión neta de billetes. En España, una encuesta del BCE de 2024 ya reflejaba que el 39% de los ciudadanos guardaba efectivo en casa por precaución.
Por todo lo ello, el BCE recomienda que los hogares conserven una cantidad prudente de efectivo para emergencias así como pide a bancos y autoridades planes de continuidad de negocio que aseguren disponibilidad, acceso y aceptación de billetes. También advierte de que ante una emergencia de cierre de oficinas y cajeros no puede erosionar ese acceso básico. Así la conclusión es que el efectivo no supone competir contra el dinero digital y sí, complementarlo cuando lo improbable sucede.

