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Dos famosas españolas abren una cafetería y un centro de pilates en Andorra: “Pensábamos que con 100.000 euros lo teníamos, pero la hostia ha sido épica”

Las influencers Abril Cols y Andrea Garte revelan la inversión descomunal que han hecho en su nuevo negocio en Andorra: la obra y la decoración disparan el presupuesto.

Abril Cols y Andrea Garte en su cafeteria de Andorra
Dos famosas españolas abren una cafetería y un centro de pilates en Andorra: “Pensábamos que con 100.000 euros lo teníamos, pero la hostia ha sido épica” |TikTok (@abrilcols)
Fernando García Ferrer
Fecha de actualización:
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Cada vez son más los influencers españoles que fijan su residencia en Andorra atraídos por una fiscalidad más baja que en España. El pequeño principado pirenaico, con un tipo máximo del 10% en el IRPF, se ha convertido en un refugio fiscal para youtubers, streamers y creadores de contenido que buscan conservar gran parte de sus ingresos en lugar de destinarlos al pago de impuestos en nuestro país. Algunos, además, han comenzado a invertir en negocios físicos, desde gimnasios hasta cafeterías, para expandir su marca más allá de las redes.

Entre ellos destacan Abril Cols y Andrea Garte, que han contado sus seguidores cómo ha sido su salto al mundo empresarial. En un vídeo publicado en sus redes, las dos creadoras relatan los obstáculos que han afrontado para levantar su proyecto: un espacio que combina cafetería y centro de pilates en el corazón de Andorra. “Pensábamos que con 100.000 euros lo teníamos, pero error, la hostia ha sido épica”, reconocen.

Cuánto les ha costado emprender en Andorra

Al comenzar el vídeo, las influencers admiten varios errores que, según cuentan, dispararon el coste de su negocio como precipitarse con la apertura y elegir un local completamente en bruto: “Todo empezó con ilusión y prisa. Error número uno. Error número dos, coger un local pelado”, confiesan entre risas, “solo en obra y decoración se nos fue el triple de lo previsto”.

Y comienzan a desglosar los números: 40.000 euros en interiorismo, 15.000 en cocina, 8.000 en una máquina de pago, 4.000 en el baño, 6.000 en pintura, 70.000 en electricidad, 30.000 en materiales, 70.000 en paletas, 8.000 para el ingeniero, 4.000 para la arquitecta y 25.000 en “alquiler perdido sin poder abrir” y 6.000 en el suelo. “Abrir un negocio no es fácil, es caro, es duro y cada detalle cuesta una locura”, resumen, insistiendo en que pese a todo ha sido “brutalmente gratificante”. El presupuesto final supera los 300.000 euros.

El otro lado del ‘trabajo duro’ de las influencers

Detrás del discurso de sacrificio, las cifras evidencian una realidad muy distinta. Invertir más de 300.000 euros en un local comercial está al alcance de muy pocos jóvenes españoles, incluso de quienes trabajan jornadas maratonianas de “18 horas al día” como ellas aseguran tener. El vídeo, que se ha vuelto viral, ha vuelto a poner sobre la mesa hasta qué punto los influencers pueden hablar de esfuerzo cuando parten de una posición privilegiada.

Abril Cols y Andrea Garte forman parte de una nueva generación de creadoras digitales que han llevado su éxito en redes a los negocios físicos en Andorra, donde los impuestos son más bajos. Un modelo rentable, pero también polémico, que mezcla exposición mediática, marca personal y un nivel de inversión al alcance de pocos.

Además, conviene situar este caso en un contexto regulatorio que está cambiando. La Ley de Influencers aprobada por el Gobierno de España en abril de 2024 define a los “usuarios de especial relevancia”, es decir, influencers con gran alcance o ingresos, y les impone obligaciones como identificar claramente los contenidos patrocinados, etiquetar adecuadamente los posts y cumplir con la normativa de publicidad dirigida a menores.

Para los creadores que residan en España y gestionen negocios con repercusión, esta regulación introduce un nuevo marco de transparencia y control que podría cambiar las dinámicas del “emprendimiento influencer” tal como las vemos hoy. Muchos creadores ven estas normas como un control excesivo y optan por irse a Andorra, donde los impuestos y la regulación son más laxos.

Redes divididas entre la crítica y la admiración

En redes, el debate estalló en gran parte por el dinero. Muchos usuarios criticaron que invirtieran tanto en un local alquilado y dudaron de que el proyecto sea rentable. Otros apuntaron gastos exagerados y les acusaron directamente de haber sido engañadas. También hubo quien cuestionó su relato de “trabajamos 18 horas al día” y recordaron que en Andorra pueden invertir gracias a lo que ahorran en impuestos. Algunos profesionales del sector aseguraron que los precios están inflados y que existen opciones mucho más baratas.

Aun así, no todo fueron críticas. Muchos seguidores elogian su transparencia, celebran el diseño del local y les desean suerte. Hay quienes ven en el proyecto una inspiración y quienes creen que funcionará por la fuerza de su comunidad. En resumen, las opiniones están divididas: unos ven un gasto desmedido, y otros, una apuesta valiente que puede convertirse en otro éxito de marca.