La industria de los nuevos productos de nicotina ha lanzado un mensaje directo al Ministerio de Sanidad, y es, que la política de “prohibición encubierta” no funcionará. Durante la presentación oficial en Madrid de la Asociación Española de Bolsas de Nicotina (ABN), su presidenta, Mónica Andrade, ha reclamado un marco jurídico estable que permita el desarrollo de alternativas al cigarrillo tradicional. “España necesita una regulación e información coherentes, basadas en datos y no en ideología”, sentenció Andrade, en clara referencia al borrador del Real Decreto con el que el departamento de Mónica García pretende restringir este mercado.
El punto de conflicto está en la modificación del Real Decreto 579/2017, donde Sanidad propone limitar el contenido de nicotina a 0,99 miligramos por bolsa, una cifra que la industria considera arbitraria y letal para el sector. Según la ABN, que aglutina a más de 40 fabricantes y distribuidores europeos, este umbral supone una prohibición técnica, ya que la inmensa mayoría de los productos comercializados en Europa para que sean efectivos en la deshabituación tabáquica superan esa cantidad.
La asociación contrasta esta medida con los informes del propio instituto de toxicología alemán, que avala dosis de hasta 16 mg, o con las regulaciones de países vecinos como Italia, Grecia o, más recientemente, Portugal, que ha aprobado límites de hasta 12 mg.
El espejo sueco frente al inmovilismo español
El discurso de Andrade se sustenta en la comparación de las estadísticas de salud pública. Mientras España mantiene una tasa de fumadores estancada en el 25,8% pese a las sucesivas leyes restrictivas, Suecia está a punto de declararse país “libre de humo” (menos del 5% de prevalencia). La clave del éxito escandinavo, según los expertos citados por la ABN, ha sido la adopción de políticas de “reducción de daños”, que facilitan el acceso a productos de nicotina oral sin combustión.
“Nuestro mensaje es claro: regular en lugar de prohibir”, afirmó la presidenta de la patronal. El argumento del sector es que equiparar legalmente las bolsas de nicotina (que no contienen tabaco ni generan humo) con el cigarrillo convencional cierra la puerta a una herramienta que, según diversos estudios, es hasta un 200% más efectiva que los parches o chicles farmacéuticos para dejar de fumar. Esta visión pragmática es la que también ha adoptado el Reino Unido, donde el NHS (Servicio Nacional de Salud) integra estas alternativas en sus planes antitabaco.
Riesgo de mercado negro
La ABN avisa e informa de que la falta de una regulación específica y “proporcionada” no acabará con el consumo, sino que lo empujará a la clandestinidad. “Queremos ser parte activa de la solución”, señaló Andrade, ofreciendo una “disposición total al diálogo con la Administración”.
Para demostrar su compromiso, la asociación presentó un código de autorregulación que incluye medidas estrictas para evitar el acceso de menores, garantizar la calidad del producto y asegurar un etiquetado responsable. El sector busca así distanciarse de la imagen de descontrol y posicionarse como un actor reglado capaz de contribuir a la reducción de la mortalidad por tabaquismo, que en países con estrategias de reducción de daños ha caído un 40% respecto a la media europea.

