A pesar del imparable avance de dinero digital (Bizum, tarjetas de crédito en el móvil o transferencias), el uso del dinero en efectivo se mantiene muy vigente. El Banco de España (BdE) recomienda tener una cantidad de dinero en efectivo guardado en casa para hacer frente a posibles emergencias o imprevistos. Según el organismo financiero, lo ideal es tener una suma que pueda cubrir entre seis y doce meses de gastos fijos mensuales, como la alimentación, el alquiler, los suministros o la gasolina.
No existe un límite legal para la cantidad de efectivo que se puede almacenar en casa, siempre y cuando su origen sea lícito y se haya declarado a Hacienda, como recoge la Ley 11/2021 de prevención y lucha contra el fraude fiscal. No obstante, el Banco de España advierte de los riesgos de guardar demasiado dinero en casa, como el robo, los daños por desastres naturales o la pérdida de valor por la inflación. Por eso, sugiere que el resto se mantenga en una cuenta bancaria o se invierta de forma segura.
Asimismo, existen otras contraindicaciones de tener dinero almacenado en casa. Puede perder valor con el tiempo debido a la inflación, reduciendo el poder adquisitivo. Además, no genera ningún interés ni aumenta con el tiempo, a diferencia del dinero depositado en una cuenta bancaria o invertido en otros productos financieros.
Además, en caso de robo, no estaría protegido por el Gobierno, como sí ocurre con el dinero depositado en una cuenta bancaria, por lo que todo ese dinero ahorrado se esfumaría.
El dinero en efectivo, todavía el método de pago dominante
El uso del dinero en efectivo o digital es una cuestión que depende de varios factores, como la edad, la preferencia, la seguridad y la conveniencia de los consumidores. Según el Banco de España, el 64% de los ciudadanos españoles se sirve del dinero en efectivo para realizar sus operaciones habituales, y el 70% de las transacciones más recientes se realizaron con esta forma de pago. "El pago con billetes y monedas es una opción al alcance de todos" para facilitarle la tarea a aquellos que "carecen de cuentas bancarias o tienen un acceso limitado a otros medios de pago", indica el BdE.
Sin embargo, solo el 26% de la población declara preferir el efectivo, y el uso de las tarjetas y los medios digitales ha crecido un 28% en 2022 y un 21% en 2021. Esto indica que hay una tendencia hacia la digitalización de los pagos, impulsada por la comodidad, la rapidez y la reducción de costes que ofrecen estas alternativas. Además, el dinero digital podría tener ventajas macroeconómicas, como facilitar la implantación de tipos de interés negativos o dificultar las actividades ilegales.
No obstante, el dinero en efectivo sigue siendo un medio de pago muy demandado, especialmente por las personas de mayor edad, que lo utilizan con más intensidad. El efectivo también tiene beneficios como el ahorro, el control del gasto y la inclusión financiera. Por tanto, se puede concluir que el dinero en efectivo y el digital tienen sus pros y contras, y que su uso depende de las circunstancias y preferencias de cada individuo y situación.
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