La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha publicado un informe en el que ha puesto en reparos la nueva ley antitabaco que prepara el Ministerio de Sanidad. Según este documento emitido, la comisión cuestiona la base de esta norma pues considera que algunas de sus medidas más duras, como la prohibición de los cigarrillos electrónicos de un solo uso, podría no ajustarse a los principios de proporcionalidad y buena regulación económica.
El anteproyecto de ley, que se puede consultar en este BOE y que modifica la norma de 2005, busca acorralar al tabaquismo, prohibiendo para ello la venta de dispositivos desechables y ampliando los espacios libres de humo. Ahora bien, la CNMC explica en su informe que estas restricciones no deben aplicarse de forma automática. Este pide que Sanidad valore “si existen alternativas menos restrictivas” que permitan conseguir el mismo fin, que es el de conseguir que las personas dejen de fumar o al menos, reducir esa dependencia, pero sin la necesidad de expulsar del mercado toda una categoría de productos.
El informe explica que, antes de aplicar esa prohibición total, la Administración debe primero justificar dicha medida, ya que es estrictamente necesario y que no hay otra vía para proteger el interés general. Es decir, piden que se basen en hechos científicos antes de llevar a cabo dichas medidas. En este sentido, podemos poner el ejemplo de Suecia, donde han conseguido convertirse en un país “libre de humo”, pues su tasa de tabaquismo se ha desplomado hasta el 5,3%.
Aunque Competencia admite que el resultado final de ese análisis podría avalar el veto si se demuestra imprescindible por razones sanitarias o medioambientales, su advertencia señala esa falta de análisis más exhaustivo en el texto actual.
Riesgo para la competencia
El segundo gran reproche del regulador va para la equiparación de los nuevos dispositivos con el tabaco tradicional en materia de publicidad y promoción. La norma quiere extender las restricciones históricas del tabaco (que prohíben casi cualquier forma de publicidad) a los vapeadores y productos relacionados. Es decir, como recoge la propia norma, equiparar estos productos al tabaco convencional.
La CNMC alerta de que una “equiparación automática” del régimen jurídico puede generar distorsiones en el mercado. El organismo presidido por Cani Fernández explica que el tabaco se vende en régimen de monopolio a través de la red de estancos, mientras que los nuevos dispositivos se comercializan en otros establecimientos. Aplicar las mismas reglas sin matices podría, según el informe, vulnerar la “neutralidad competitiva” entre los diferentes operadores. Por ello, aconseja aplicar los principios de regulación de forma “individualizada” para cada tipo de producto.
Desajuste con Europa
El análisis de Competencia también señala una posible disfunción temporal. El regulador advierte de que muchas de las medidas que plantea Sanidad no están contempladas actualmente en la normativa europea, que se encuentra en pleno proceso de revisión. Por este motivo, la CNMC aconseja al Gobierno “valorar la conveniencia de coordinar la tramitación” de la ley española con la directiva comunitaria. El objetivo es evitar que las empresas del sector tengan que asumir costes de adaptación a una norma nacional que podría quedar obsoleta o requerir cambios en el corto plazo si Bruselas marca un rumbo distinto.

