Alejandro Abad tiene 23 años y se preparó para ser instalador de cámaras de seguridad, aunque ha descubierto que lo que más le gusta es conducir autobuses. Precisamente ese es el empleo que quiere conseguir, pero mientras tanto, trabaja recogiendo cartones, con lo que ingresa poco más de 480 euros al mes. Una ocupación que compagina con la instalación de videovigilancia y gracias a la que consigue reunir dos ‘sueldos’ con los que mantener a su familia.
Tiene una hija de dos años y está construyendo, poco a poco, la casa en la que vivir con su familia, en Argentina. Con lo que le sobra después de pagar los gastos de su vivienda, compra ladrillos para convertirse en un improvisado albañil. Su historia, que ha emocionado a muchos, la publica el periódico TN. Destaca este medio que el carro en el que transporta los hasta 4.000 kilos de cartón que recoge en cuatro semanas tiene forma de autobús.
Le ha colocado un parabrisas improvisado, dos espejos retrovisores y una pequeña cabina en la que pone su música preferida. “Tengo el sueño de ser chófer y por eso diseñé esta carrocería para mi carretilla. Encontré una lona en la basura, la cogí y la usé como techo”. Las reacciones no se hicieron esperar. “Había muchos que se reían, pero luego empezaron a acercarse para darme la enhorabuena”, declara.
“Creo que es porque nunca habían visto algo parecido”, dice. Los conductores de autobús (colectiveros, como los llaman en Argentina) son los primeros que le han dado la enhorabuena. “Eso me motiva seguir”.
Cada cuatro semanas recoge 4.000 kilos de cartón
Alejandro mantiene a su familia con su trabajo diario recogiendo cartones. Cada tres o cuatro semanas consigue reunir entre 3.000 o 4.000 kilos de cartón, aunque el valor dependerá de cuánto se pague ese día. Normalmente, supone unos 480 o 500 euros al mes.
“Puedo pagar los gastos de la casa y comprar ladrillos para continuar edificando”. Explica que vive con su pareja y su hija de dos años, “la verdadera razón que me mueve a seguir trabajando”, manifiesta. Por eso compatibiliza a menudo la instalación de videovigilancia con la recogida de cartones.
“No estoy en situación de extrema necesidad, por suerte tengo un empleo y me llaman continuamente, el dinero que saco con el cartón lo estoy dedicando a construir mi casa y tengo el objetivo de poder comprar un terreno que dejar en herencia a mi hija”.
Cuando era niño ayudaba en un supermercado
La vida laboral de Alejandro empezó muy pronto, ya que cuando era pequeño ayudaba en un supermercado a embolsar los productos de los clientes. “La calle enseña muchas cosas, y de la infancia y la adolescencia conservo algo importante, tuve amigos que estaban en el lado malo, pero yo me alejé de ellos porque sentía que no iba conmigo”.
“Desde el primer momento supe que lo que quería era trabajar y poder cobrar un sueldo, ganar dinero de forma digna”. Por eso, cuando sale a la calle con su autobús improvisado, se siente orgulloso, aunque reconoce que hay días más duros que otros. “En verano hace mucho calor, levanto la lona y entra aire, pero en invierno me quedo helado y hay que cerrarlo todo”.
Sobre su sueño, es claro, “lo voy a lograr, no tengo dudas, hasta que no consiga mi carné de autobús no voy a parar”.

