Pinchado el globo de las criptomonedas en el mercado de valores, surge la gran pregunta: ¿Qué ha pasado con el Bitcoin y el resto de dinero virtual? ¿Es el fin de estos activos o, por el contrario, se debería estar aprovechando el contexto para comprar en grandes cantidades tomando como oportunidad esta caída? Elon Musk, de hecho, vendió tres cuartas partes de los Bitcoins en su poder.
Vale la pena remontarse tiempo atrás para poner en valor que en 2008 el mundo se vio zarandeado por una de las peores crisis económicas y financieras que se recuerden en el historial moderno. En ese momento ocurrieron dos eventos relevantes para el asunto en cuestión. Primero, la reducción de los tipos de interés que tuvo que aplicar el Banco Central de Estados Unidos (la Reserva Federal) con el objetivo de reducir el coste del dinero y favorecer la inversión.
Y segundo, la creación del Bitcoin. La primera criptomoneda, surgida como protesta ante los motivos que generaron la crisis, y que durante los años venideros, y, hasta hoy, se convertiría en un activo tan novedoso y controversial, al mismo tiempo que resulta tarea complicada realizar una valoración global al respecto de su trayectoria y una predicción de su futuro.
¿Cómo funcionan las criptomonedas?
El dinero digital es un activo de altísima especulación por la carencia legal general de regulación y transparencia de sus mercados, donde el número de participantes es pequeño comparado con otros. Estos dos hechos permitieron abaratar la deuda para incentivar el invertir en activos de todo tipo en los mercados, incluso de riesgo o con alto componente especulativo, como las criptomonedas, generando dinero barato y disponible para invertir en activos de mayores riesgos.
La convergencia de estos dos hechos mencionados anteriormente posee la explicación al porqué de la caída en desgracia del dinero digital o la razón de que el Bitcoin haya perdido cerca del 50% de su valor. Sin embargo, y probablemente como consecuencia de estas medidas y la actual inflación, la Reserva Federal ha vuelto a subir las tasas de interés para poder retener el dinero en circulación, frenar la demanda y reducir los precios de las materias primas.
La inflación y las criptomonedas, vasos comunicantes
Este reajuste provoca, al menos históricamente, que todos los activos e inversiones tiendan a cambiar su estatus. Si suben los intereses, la deuda también lo hará. Además, les acompañará en esa crecida las tasas de interés de instrumentos de bajo riesgo como, por ejemplo, los Bonos del Estado. La consecuencia más inmediata es que resulta más atractivo y con menor riesgo adoptar una apuesta inversora más segura y con rendimientos más altos.
El Bitcoin y el resto de las criptomonedas, al ser catalogadas como instrumentos especulativos, han registrado una caída tras el alza de los tipos de interés. Mejor dicho, con el solo anuncio de los Bancos Centrales de las distintas naciones. Así ha pasado también con otros activos riesgosos que han sufrido fuertes pérdidas, como las acciones de empresas tecnológicas de alta volatilidad. Un sector que históricamente no se comporta favorablemente en un ambiente de altas tasas de interés.
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