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Cómo el café de cada mañana puede hacerte ahorrar casi 2.000 euros al año, según tres expertos de Wall Street

Son muchos los expertos que recomiendan dejar de lado algunos pequeños placeres diarios, como el café, para empezar a ahorrar.

Una taza de café junto a un billete de diez euros
Cómo el café de cada mañana puede hacerte ahorrar casi 2.000 euros al año, según tres expertos de Wall Street |Shutterstock
Jorge Magdalani
Fecha de actualización:
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Cada persona tiene costumbres diferentes, algunas prefieren tomar el café en un bar durante la mañana en el descanso de la jornada laboral y otros prefieren tomarlo en casa antes de ir al trabajo. Pese a no ser muy caro, pagar un café cada día acaba suponiendo, a largo plazo, más dinero del que imaginamos.

Expertos de Wall Street, el lugar donde se albergan las dos bolsas de valores más grandes del mundo por capitalización bursátil total (la Bolsa de Nueva York y NASDAQ) han explicado en el canal de la CNBC todo el dinero que se puede ahorrar evitando tomar el café de por la mañana fuera de casa.

Cambiar el café diario por una pequeña inversión

Uno de ellos es David Bach, un millonario estadounidense al que se atribuye el concepto conocido como factor latte. La idea es sencilla: abandonar el café con leche de todas las mañanas, o bien cualquier pequeño lujo que se disfrute regularmente como comida rápida, refrescos…

"Todos desechamos demasiado dinero en gastos pequeños innecesarios sin darnos cuenta de cuánto pueden sumar", explica. De hecho, si se invierten esos ahorros, se ganarían aún más con el tiempo gracias a los intereses. 

Para demostrar su concepto, Bach consultó los números: si en el desayuno de cada mañana nos dejamos alrededor de cinco euros, al término del año ahorraríamos casi 2.000 euros. 

“Hay un consejo terrible que dice: ‘No compre el café con leche, invierta el dinero y se convertirá en millonario’, explicaba hace unos años a la CNBC el ex ejecutivo de Wall Street y CEO: ”Hay ciertas cosas que no funcionan así”.

El verdadero coste del café “es lo que se deja de ganar”

Como defiende el experto, hay fórmulas para reutilizar esa cantidad en otros destinos que puedan generar dividendos. Ese mismo dinero, destinado a un fondo de ahorro o invertido en un producto sencillo a largo plazo, puede convertirse en una cantidad considerable con el paso de los años gracias al interés compuesto. Es decir; el verdadero coste del efecto café no es solo lo que se gasta, sino lo que se deja de ganar.

Por su parte, Suze Oreman, también experta financiera. sigue esta línea porque no considera el café como un gasto necesario. "Nunca compraría una taza de café en ningún sitio. Puedo pagarlo, pero no malgastaría el dinero de esa manera", dice.

También habló sobre ello Ramit Sethi, el autor más vendido de 'Te enseñaré a ser rico' quien matizó que renunciar a uno o dos cafés en la mañana, es algo que puede merecer la pena. Ahora bien, bajo su punto de vista, en lugar de centrarse en abandonar el café, Sethi recomienda administrar primero los objetivos a largo plazo, poniendo automático dinero en ahorros e inversiones cada mes. 

El café no es el problema en sí, sino lo que representa

En España, el precio medio de un café en cualquier local de hostelería oscila entre 1,50 y 2 euros, dependiendo de la ciudad. Si alguien consume un solo café diario fuera de casa, estaría destinando entre 540 y 730 euros anuales solo a esta costumbre. Y si hablamos de dos cafés al día, la cifra se dispara a más de 1.400 euros al año, lo que podría equivaler, por ejemplo, a realizar un viaje de vacaciones. 

Los expertos coinciden en que el café no es el problema en sí, sino lo que representa: gastos pequeños, casi imperceptibles, que repetidos diariamente impiden ahorrar. Lo mismo ocurre con las suscripciones de streaming, las comidas fuera de casa o el tabaco.

En un país donde, según datos del Banco de España, el ahorro medio de los hogares apenas alcanza el 7% de sus ingresos, controlar este tipo de gastos, conocidos como gastos hormiga, puede marcar la diferencia entre llegar a final de mes ajustado o poder destinar una parte de nuestro salario a construir un colchón financiero.