Son muchas las personas que cuando piensan en su jubilación no conciben pasarla en una residencia de ancianos. Y es el caso de este jubilado de 80 años, que ante la perspectiva de no poder vivir en su vejez junto a su esposa en su casa de toda la vida, decidió construir una casa de madera en el jardín mejor adaptada y accesible.
Según el propio anciano explicó al medio francés Figaro Inmobilier, la idea surgió cuando su hija mayor anunció su intención de mudarse con su familia a la casa principal. A partir de ahí, la pareja decidió levantar una vivienda independiente y adaptada a sus necesidades, con el objetivo de evitar el ingreso en una residencia de mayores.
“Nuestra antigua casa, de 130 metros cuadrados, no era muy adecuada para personas mayores. El dormitorio y el baño están en la planta superior y se accede a ellos por una escalera demasiado estrecha para instalar una silla salvaescaleras. Esto habría sido un problema el día que perdiéramos la movilidad”, explicó el jubilado.
Tenían un presupuesto ajustado y optaron por una casa prefabricada
Dado que no podían solicitar un préstamo debido a su edad, recurrieron a sus ahorros. “Dada nuestra edad, era impensable que pudiéramos pedir un préstamo. Así que contábamos con un presupuesto de 150.000 euros”, relató. Por eso la familia, tras pedir presupuestos y descartar alternativas porque excedían el presupuesto, encontró una solución en las casas prefabricadas de madera.
La empresa elegida fue ID Maisons Bois, especializada en este tipo de construcciones. Tras ajustar los planos a sus necesidades, diseñaron una casa de 80 metros cuadrados, con dormitorio y baño en la planta baja y dos dormitorios adicionales en la superior para sus nietos. Además, dejaron espacio para instalar una silla salvaescaleras en el futuro.
“La empresa ID Maisons Bois se ofreció a preparar la solicitud de licencia de obras desde cero”, explicó el anciano. El ayuntamiento de Bagneux aprobó el permiso en menos de tres meses.
La construcción, que comenzó en febrero de 2024, se completó por fases hasta mayo, aunque no se mudaron definitivamente hasta noviembre. “Pasamos nuestro primer invierno en el chalet. Notamos que estaba mucho mejor aislado que nuestra antigua casa”, afirmó el jubilado.
El montaje fue rápido, pero presentó un reto logístico, al estar en una calle sin salida, fue necesario cerrar un bulevar y trasladar los materiales con carretillas elevadoras. La construcción tuvo un coste total de 135.000 euros, que ascendió a 150.000 euros al incluir equipamiento interior. Dos tercios fueron asumidos por la pareja, y el resto por su hija.
“Jamás habríamos podido emprender un proyecto de este tipo si hubiéramos optado por la construcción tradicional”, aclaró el jubilado, satisfecho con una alternativa que les ha permitido mantener su independencia en un entorno familiar y adaptado.