La ciudad de vacaciones de Perlora era el lugar preferido por el caudillo Francisco Franco para pasar sus periodos de descanso estival. Ahora, es un pueblo fantasma, descuidado y muy diferente al que en el año 1954 era uno de los destinos más codiciados por sus precios bajos (podría compararse a los viajes del Imserso actuales pero para todas las edades) y el entorno en el que estaba ubicado.
Situado en el municipio de Carreño, en el Principado de Asturias, el paso del tiempo ha hecho estragos en sus lujosos chalés, ahora en estado de ruina. Y nadie solicita ayudas o iniciativas para que comience a restaurarse. Porque la ciudad de vacaciones que tan buenos ratos dio a Franco, es un pueblo abandonado que sólo atrae a los curiosos.
Los chalés, que en muchos casos siguen mostrando una apariencia bonita, pero sin ningún mantenimiento, están desiertos. No hay vecinos, no reside nadie. Lo que antes era el mejor de los planes para pasar el verano a un precio muy reducido está olvidado.
La ciudad de vacaciones de Franco, sin proyectos
La ciudad de vacaciones en la que Francisco Franco pasaba sus días de verano no tiene ningún proyecto para restaurarse. En el parlamento declararon su estado como “irrecuperable” en noviembre de 2019.
Lejos queda el año 1954, cuando era un proyecto pionero con 270 chalés, zonas de ocio e incluso una iglesia. Todo ello al lado del mar, un espacio único en el que pasar unos días de desconexión.
De hecho, un buen número de trabajadores de empresas públicas querían pasar sus periodos de 15 días de vacaciones en el mismo lugar que el jefe del Estado. En Perlora, se grabaron programas de televisión de lo que era el NoDo y los asistentes a los cines disfrutaban de anuncios.
Más barato para las familias numerosas
Pasar las vacaciones en Perlora tenía ciertos privilegios para determinados sectores poblacionales. Uno de ellos, el de las familias numerosas que contaban con descuentos y preferencia a la hora de escoger vivienda. Para los niños había parques con columpios y para los padres, descuentos de hasta el 20% en el menú.
Era un avance del turismo social actual. Precios reducidos que se ajustaban a lo que querían o buscaban los españoles. Una vez que murió Franco, en el año 1975, la ciudad de vacaciones de Perlora comenzó a decaer. Los trabajadores dejaron de ir, y desapareció el enorme interés que despertaba en los medios de comunicación.
En el año 1982, con la llegada de las autonomías, Perlora dejó de depender del Gobierno, pasando al Principado. Y comenzó su decadencia. No por este hecho, sino porque ya no tenía interés y los ciudadanos se abrían a nuevos destinos.
Empezaron a llevar a cabo algunas demoliciones, como la que se pudo ver en el edificio principal, con vecinos encerrados que tuvo que desalojar la Guardia Civil. Nadie quería saber nada de este complejo vacacional.
Los 356.000 metros cuadrados estaban abandonados porque, además, resucitarlo costaba entre 25 y 40 millones de euros. Una suma que pocos estaban dispuestos a asumir.
Recogida de firmas en redes sociales
En varios perfiles de redes sociales se están organizando para una recogida de firmas. Quieren una solución y que se apruebe de manera urgente un plan de recuperación de las zonas verdes, o las cañerías.
De momento, lo único que se ha llevado a cabo es una inversión regional de unos 300.000 euros, gracias a la que se va a renovar la red eléctrica.
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