Actualmente, existe cierto enfrentamiento entre las generaciones más jóvenes y aquellas personas que, a su juicio, tuvieron que superar mayores obstáculos para hacerse un hueco en el mercado laboral. En cuanto a las nuevas generaciones, estas defienden que no cuentan con incentivos para esforzarse, encontrando salarios precarios que no gratifican ni recompensan dar ningún “extra”. El mensaje que lanzan es que no es que no quieran trabajar, sino que no van a aceptar la explotación laboral.
Por el otro lado, muchas personas defienden que son una generación de cristal que, teniéndolo todo más fácil, no aprovechan las oportunidades o se quejan a la mínima. En este contexto, se han hecho virales unas declaraciones del empresario y millonario español José Elías Navarro, conocido por negocios como ‘La Sirena, en las que asegura que “hemos criado una generación que llama esclavitud a trabajar 8 horas al día”.
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“Últimamente, veo gente que se indigna por tener un horario comercial de toda la vida. Les ofrecen trabajar de lunes a viernes, parando para comer, y dicen que la sociedad los quiere esclavizar. ¿Qué nos pasa en la cabeza?”, ha expuesto a través de su perfil de LinkedIn, dejando entrever que las expectativas laborales han aumentado de forma desmesurada. “Mi padre hizo ese horario toda su vida. Y sacó a su familia adelante sin creerse una víctima del sistema”, ha apostillado.
“Estamos normalizando la queja”
Para José Elías, el problema es que “estamos normalizando la queja” y “dándole voz a discursos que nos van a llevar a la mierda”. En la misma línea, agrega que esa mentalidad “de todo me ofende y todo es mucho esfuerzo, tiene consecuencias graves”.
Entre esas consecuencias, enumera “creer que tenemos derechos infinitos sin obligaciones, dilapidar dinero público que no tenemos y generar una deuda que no vamos a pagar nosotros”. Sobre esto, añade que “es muy fácil vivir así. Pero la factura la van a pagar nuestros hijos”.
Como reflexión final, expresa que “lo triste es que, además de dejarles la deuda económica, les estamos enseñando que esforzarse 8 horas al día es una tortura”, reiterando ese mensaje de que, condiciones que hace una década se veían casi como un premio, hoy son degradas.
Su publicación, como suele ser habitual, ha suscitado todo tipo de comentarios, tanto a favor como en otra. Entre los primeros, “no puedo estar más de acuerdo con la cultura del poco esfuerzo y el todo ofende en algunos grupos de la Generación Z”, o “acertadisimo. En el periodo de 10 años ha cambiado la mentalidad de una manera totalmente alarmante”.
Por su parte, entre los comentarios en contra, destaca esta reflexión: “Quizá porque hace 20 años cobrabas más por 8 horas de trabajo que ahora. Te hacían contrato de 8 horas, te pagaban horas extras, y podías aspirar a algo más. Ahora trabajando 8 horas en el comercio de lunes a viernes aspiras a que igual te hagan contrato por 4-6 horas, a un zulo por 900 euros, y a sobrevivir casi de la ayuda social. Así que ahora, en realidad, hemos vuelto a los años 50, a tener que trabajar en múltiples sitios para poder vivir, a vivir realquilados en habitaciones, coliving lo llaman los modernos”.