La profesión de camionero siempre ha sido considerada como una de las que tiene una jornada laboral más larga. Además de por acumular horas al volante, a veces incluso días fuera de casa, también implica trabajar con vehículos largos y pesados y realizar esfuerzos físicos constantes. Todo ello lleva a muchos a preguntarse si, con el salario que perciben, realmente compensa asumir este nivel de desgaste.
Sobre esta cuestión ha hablado Jordi Zamorano, camionero especializado en el transporte de cerdos vivos, en el podcast Rutas de Éxito. Con 5 años de experiencia en el sector, ha explicado cuánto gana un camionero, cómo es su día a día y cuál es la situación actual de los conductores en España.
Gran salario y duermes en casa
Sobre cuánto gana un camionero en España Jordi es claro. “Lo que cobro ronda entre 2.300 y 2.600 euros”. Explica que como todo, hay meses mejores y otros más discretos, pero la franja salarial se mantiene estable.
Para algunos puede parecer justo. Para él, es más que suficiente. “A mí me da igual las sobras. Tengo caprichos, ahorro y cada día llego a la una”. La ecuación es sencilla. Menos horas que en otros sectores del transporte y una rutina que le permite dormir siempre en casa. Para él, estas condiciones laborales valen más que cualquier salario estratosférico.
Sobre la jornada laboral, este camionero explica que cada sábado o domingo su jefe envía la planificación semanal con las horas exactas de carga y las granjas asignadas. Esta organización permite a los camioneros hacer vida fuera del camión. “Puedo ir al dentista por la tarde o renovar el DNI si solo me dan hora por la mañana. Se habla y ya está”.
Ahora bien, eso no quita que sea un trabajo duro, pues suena el despertador a las 2:00 o las 3:00 de la madrugada, la carga arranca entre las 4:00 y las 6:00 y la limpieza del remolque es obligatoria tras cada descarga. Explica que un viaje común (hasta Girona, Vic o Manresa) ronda las dos horas y media.
Aun así, lo habitual es terminar antes de la una y contar con todas las tardes libres. Los días malos existen. Jornadas de once o doce horas que se alargan por colas en mataderos o esperas imprevistas. Pero Jordi recuerda que eso no es la norma. “Lo de las 15 horas cada día que cuentan algunos depende de dónde trabajes. Aquí nunca”.
Jordi trabaja transportando animales vivos y funciona bajo un control mucho más estricto que otros segmentos del transporte por carretera, ya que veterinarios, inspectores y granjeros supervisan cada movimiento. Además de que la Ley del bienestar animal marca límites y puede generar fricciones. Jordi lo explica sin rodeos. “La ley a veces es toca huevos, pero también va bien. Si llevas un cerdo cojo que anda no pasa nada, pero si llevas medio camión igual multan al jefe”.
Sobre el día a día transportando animales explica que hay una vigilancia entre la granja y el matadero. Si un animal no puede cargarse, la primera bronca se la lleva él. Si en el matadero detectan irregularidades, la bronca vuelve a él. En otras palabras, que es un trabajo bastante tenso.
A pesar de su más y sus menos, Jordi añade que es un trabajo donde se gana bien y te permite tener vida. Añade que es “un trabajo estable, repetitivo y menos sacrificante que el internacional”. Los camioneros de largo recorrido pueden estar fuera de casa una semana. En este nicho del transporte, “casi todos duermen en su cama”.
Este camionero añade que vino de la obra, donde trabajaba colocando tejas cuando vio pasar un camión, la cabeza le dio un “clic” que dijo, “voy a sacarme el carné” y así encontró sitio transportando cerdos. El vínculo le venía de pequeño por la granja familiar y el día a día terminó de atraparlo. “Esto es perfecto para mí”, resume.
Sobre los jóvenes que no quieren trabajar en fábrica ni pasar frío en la obra cree que este es el trabajo ideal. “Se puede ganar dinero y dormir en casa”. Y su último consejo tiene poco que ver con nóminas u horarios. “No corráis. En casa nos esperan”. Una frase que define a la perfección la filosofía de quienes conducen cada día para que otros puedan comer.