No solo los hechos más excepcionales de la vida real acaban siendo motivo de guión de película. Aunque con menor frecuencia, también sucede al contrario. Cuando la realidad acaba disfrazándose de ficción, de líneas de cuento mágico o película encumbrada por la crítica y carne de premios y llena informativos y noticieros de todo tipo.
Fue el caso de una ciudadana de Alicante desvelado por ‘ABC’, cuya rutina consistía en afincarse en el conocido barrio de La Florida de la localidad de Orihuela para pedir limosna. Un caso casi de película y que perfectamente encajaría como el próximo anuncio de la Lotería de la Navidad.
Con su nombre sin identificar, pedir la contribución económica de la ciudadanía en el mismo sitio todos los días no era la única rutina de la mujer, que acudía todos los días al mismo establecimiento de loterías, cercano al supermercado donde se ubica diariamente, para jugar a la Bonoloto. Siempre al mismo número: el 4.085, que acabaría cambiándole la vida.
Un premio de más de 1,2 millones de euros
El pasado lunes, 1 de agosto, como cada día, acudió al estanco habilitado asimismo como administración de loterías para pedir su billete habitual, tal y como relata María Ángeles Torregosa. La dueña del establecimiento, que trabaja junto a su hija, Desirée Agorreta, confirmó que es una cliente habitual desde hace años y que su alegría acabó siendo doble.
No solo por el prestigio y la notoriedad que otorga vender un premio tan considerable a una administración, si no por la satisfacción de que ese dinero haya recaído en una persona que lo necesite, la situación utópica y más optimista a la hora de imaginar la lotería como un trofeo del azar.
Lo hizo además, sobre la bocina, a punto de que María Ángeles y Desirée echaran el cierre. Otra señal del destino. Al día siguiente, la administración general de loterías avisó a ambas trabajadoras de que habían vendido el boleto ganador del bote de 1.271.491 euros de la Bonoloto.
Sin embargo, fueron pasando clientes y clientes y ninguno poseía el billete. Hasta que llegó la mujer protagonista de esta historia casi de ficción. Informó de que tenía la combinación ganadora. Sin embargo, no se dio cuenta en un primer momento, por lo que ese día continuó pidiendo limosna.
Una postal poco común: una millonaria pidiendo caridad. Pero claro, aún no era consciente de que ese más de millón de euros le permitiría salir de su situación de marginalidad económica y social no solo a ella, si no a su familia. Además, podrá subsanar las deudas que mantenía con Hacienda y los impuestos municipales, el principal motivo que le empujó a pedir limosna.
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