A medida que el año llega a su fin, la expectativa de unas ansiadas vacaciones llega tanto a niños como adultos con tal de desconectar de la rutina de todo el año por unos días. No solo su llegada, sino el aprovecharlas al máximo. Sin embargo, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) revela que las vacaciones, lejos de ser sinónimo de un necesario descanso para todos, a veces desencadenan un estrés adicional por ello.
Y la plataforma de defensa de derechos de los usuarios no solo señala al vertiginoso ritmo de vida cotidiano, reconocido como una fuente constante de tensiones, no es el único culpable. Como señalan, el tiempo dedicado al ocio durante las vacaciones también puede generar ansiedad, ya sea debido a las compras, las salidas a lugares de moda, las interminables colas para experiencias culturales o la presión de documentar cada momento en las redes sociales.
Porque, como señala y recuerda la OCU y muchas veces pasa desapercibido, desconectar y disfrutar de las vacaciones, se antoja no solo como un placer de los sentidos o puramente físico, sino como una necesidad para el bienestar mental. Incluso casi más importante si cabe esto último. Aliviar el estrés acumulado, mejorar el estado de ánimo, liberar tensiones físicas y emocionales, y fortalecer los lazos sociales y familiares son, entonces, algunos de los beneficios evidentes de ello.
Cómo descansar durante las vacaciones
Olvidarse del trabajo durante las vacaciones eficiente y correctamente también conlleva una estrategia, continúa afirmando la OCU, que ofrece diferentes pautas para lograr una desconexión efectiva. Algo sumamente crucial para la salud mental. Todo comienza antes, incluso, de iniciar las vacaciones: cerrar asuntos importantes, informar y delegar responsabilidades. En caso de ineludible disponibilidad laboral, se aconseja limitar el tiempo dedicado al trabajo, desactivar notificaciones del móvil y focalizarse en actividades relajantes.
Este concepto de desconexión, sin embargo, no debería limitarse exclusivamente a las vacaciones programadas. Se insta a practicarla de manera constante a lo largo del año, en momentos de ocio, fines de semana y puentes. Durante los días libres, se sugiere ajustar expectativas, reducir la actividad en redes sociales, mantener hábitos saludables y distribuir responsabilidades para evitar el tan temido estrés vacacional.
Pero a la vuelta también habrá deberes. Entre otros, la recomendación es adaptar gradualmente los horarios a la rutina diaria. Este enfoque progresivo permite una transición suave hacia las obligaciones cotidianas, preservando los beneficios del merecido descanso. Las vacaciones, concebidas como un periodo de reinicio y para cargar las pilas, potencian sus efectos cuando se abordan con conciencia y cuidado, brindando un equilibrio mental y físico duradero.
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