Como cada año, estas fechas de julio suponen una auténtica odisea para quienes buscan piso en San Fermín, especialmente si andan en búsqueda de una vivienda con terraza o balcón para poder ver los encierros. Y es que el aumento de visitas turísticas durante estas festividades tan señaladas ha conllevado un notable crecimiento de los alquileres en los pisos de Pamplona, donde, aunque la media está entre los 150 y los 250 euros, los hay que llegan a costar hasta 500 euros por persona.
Aquellos con terraza se han convertido en los más cotizados para gozar de las mejores vistas y disfrutar en primera fila de las actividades de los Sanfermines. Unos lugares que, como menciona el propio Ayuntamiento de Pamplona, las mejores ubicaciones se sitúan en la curva de Mercaderes, tras el paso por el propio consistorio, una zona que es muy demandada porque es una de las más emocionantes del recorrido.
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Los precios para alquilar un balcón en San Fermín varían entre los 100 y los 220 euros por persona
Igualmente, y más allá de Mercaderes, los balcones disponibles para alquilar se encuentran en varios puntos estratégicos del recorrido del encierro, y cada uno de ellos ofrece una perspectiva única de la carrera:
- Cuesta de Santo Domingo. Este es el primer tramo del encierro, caracterizado por su pendiente pronunciada y la velocidad de los toros. Es conocido por ser uno de los tramos más peligrosos y emocionantes.
- Calle Estafeta. Es el tramo más largo y uno de los más icónicos del recorrido. Los balcones en esta calle permiten ver a los corredores mantener el ritmo junto a los toros durante un tramo prolongado.
También existen balcones en los que se puede contratar los servicios de un guía o experto en la materia. Estos proporcionan información sobre la historia y las tradiciones de los encierros de San Fermín. Los mismos responden preguntas y se aseguran de que los visitantes comprendan plenamente el evento que están presenciando. Además, muchos de estos balcones están equipados con pantallas de televisión para que los espectadores puedan seguir las repeticiones y análisis del encierro en vivo.
Para hacerlo de la manera más correcta y segura, empresas como la Destino Navarra o la de Danny Imizcoz, CEO de Matukio, actúan como intermediarios entre los propietarios y las personas interesadas en este tipo de servicios. Alquilar un balcón a través de este tipo de empresas, aseguran sus responsables, es una garantía de que se está realizando una "gestión correcta y una tranquilidad" tanto para el cliente como para el propietario, expresan desde su página web. “Las alturas más demandadas son primeros y segundos”, donde el número de personas por balcón puede variar entre 8 y 20, aunque “lo más típico son balcones para cuatro personas”.
"Las alturas más demandadas son primeros y segundos"
"El perfil de clientes es gente de habla inglesa, principalmente de Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda…", afirman desde Destino Navarra, una empresa local que gestiona el alquiler de estos espacios para ver los encierros de San Fermín. Incluso, los asiáticos se dejan ver cada vez más.
"En los últimos años, desde la pandemia hemos notado que el cliente oriental, sobre todo de Japón, Corea y China, está aumentando. Un 10-15% de nuestros clientes son orientales", añade.
Como tal, la reserva de estos balcones se realiza a través de páginas web y los precios varían entre los 100 y los 220 euros, dependiendo de la altura del balcón. "Las alturas más demandadas son primeros y segundos”, mencionan. Para asistir al chupinazo en la plaza del Ayuntamiento, el primer día de celebración de San Fermín, la cuantía alcanza entre los 300 y los 1.000 euros por persona. Aunque, al ser el día del estreno de las celebraciones, es la excepción.
Porque ver los encierros desde los balcones de las calles por las que pasa el recorrido es sin duda la opción que cada año buscan más turistas. Además, es el momento en el que los propietarios de esas viviendas tienen a su alcance un negocio muy lucrativo. Unos propietarios que son el engranaje principal de este negocio, que arrancó hace más de dos décadas en Pamplona y ya se ha consolidado como una actividad turística de relevancia durante las fiestas de San Fermín.