La última subida de la factura eléctrica intensifica la alarma social y la tormenta política de la que trata de cubrirse el Gobierno PSOE - Unidas Podemos con las últimas medidas aprobadas esta semana en el seno del Congreso de los Diputados para combatir la que va a ser, este jueves 16 de septiembre, la factura de la luz más cara de la historia. Con un precio de 188,18 euros el megavatio/hora, hará añicos el que había marcado este miércoles, de 172,12 euros.
Casi 16 euros de preocupante efervescente subida que el Ejecutivo trata de contener con la novedad de que se detraen los beneficios extraordinarios que se llevan las empresas eléctricas por la fluctuación de los precios. Además, se mantienen la bajada del impuesto especial de la energía eléctrica del 5,1% al 0,5% y la prórroga hasta final de año de la suspensión del impuesto del 7 % a la venta de producción de electricidad.
¿Pero es suficiente esta ayuda del Gobierno para los bolsillos españoles? ¿Puede el Gobierno bajar el precio de la luz o quién es el que marca el precio de la factura eléctrica? La respuesta a esta última pregunta es no. El precio que se paga por la energía, la electricidad, en el mercado está fuera de las competencias gubernamentales. Sí puede influir, como lo ha hecho, en la factura. Concretamente en ese 50% del importe constituido por impuestos, cargos y peajes. El resto lo representa el consumo propio, esos euros por megavatios hora.
¿Quién pone precio a la electricidad?
El Gobierno, por tanto, no fija el precio de la electricidad. Sí posee una pequeña vía para modificar el importe de la factura con los impuestos y esa sobre retribución, pero los euros por megavatios/hora que se pagan está fuera de su alcance. E incluso podría crear una empresa eléctrica pública. Las incesantes y exponenciales subidas en la factura se deben a los precios establecidos en base a la oferta y demanda de un mercado marginal y mayorista con el visto bueno de la Unión Europea con tal de unificar normas y al que se unió España en 1977.
¿Qué quiere decir que sea marginal? La particularidad de este mercado de subasta radica en que se paga toda la energía al precio que cuesta producir la más cara. El Gobierno no puede desmarcarse de ese sistema de fijación de precios marcado por la UE que funciona concretamente así. El vendedor y comprador del servicio de electricidad pactan, para cada hora del día siguiente, el precio de ésta con la oferta más cara aceptada, que finalmente será el que cobren todos en ese marcado llamado Operador del Mercado Ibérico de Energía (OMIE).
¿Por qué sube la factura de la luz?
Normalmente, las energías procedentes de fuentes renovables como la eólica, solar e hidráulica son las más baratas, junto a las nucleares, pero no satisfacen toda la demanda. Consecuentemente, se recurre a las caras, que son las que acaban marcando el precio de todas. Estas son el gas y el carbón, materias primeras de coste elevado.
Sobre todo el gas, uno de los grandes culpables de disparar a cotas insospechadas la factura de la luz. Su precio se ha disparado por la alta demanda debido a la minoría de países vendedores y que Rusia es el único en hacerlo en Europa, jugando con su precio a su antojo. Los organismos energéticos, en sus previsiones, aseguran que su precio va a seguir al alza próximamente, ayudado por la creciente necesidad asiática. Al igual que el CO2 que emiten las centrales de gas, y también de carbón, y que está gravado con precios altísimos.
Este, entre otros, es uno de los motivos para explicar la subida incesante del precio de la electricidad. Entre otros, también encontramos el excepcional año de temperaturas extremas y borrascas como Filomena, con efectos como la poca productividad solar o eólica a causa del poco sol o viento. Lo que los expertos llaman la tormenta perfecta.
“Tarde o temprano, Europa tendrá que decir algo. El sistema tiene que ser revisado porque tiene demasiadas disfunciones. La traslación del coste del gas a otras energías cuyo coste de producción no tiene nada que ver con el precio de gas es algo que no tiene una justificación económica clara”, afirmaba Josep Borrell, Alto Representante para la Política Exterior de la Unión Europea y vicepresidente de la Comisión, Josep Borrell.
¿Afecta a todos?
Sí, pero no al mismo tiempo. A nivel general, España nota estas fluctuaciones de precios en el mercado día a día. A diferencia de otros países de Europa, como explica Borrell: “Tenemos un sistema donde se factura al precio de cada día y los incrementos de precios los notamos inmediatamente. En la mayoría de los países europeos, los contratos son a precio fijo anual y por tanto no lo notarán hasta finales de año, pero lo notarán, porque el precio del gas sube para todos”.
Lo mismo ocurre para aquellos que no están acogidos a la tarifa regulada o Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC). Los que firman ese tipo de contrato, casi tres tercios de la población española, fijan un precio inamovible en su duración. Es decir, pagan menos cuando el precio sube, pero también, si baja, lo harán de más. No les afectan los cambios del mercado, contrariamente al tercio que sí se acoge a la factura regulada y que lo acaba notando en la factura.
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