¿Quién no ha soñado con ganar la lotería? Son muchas las supersticiones que giran en torno a este ambicioso objetivo, más si cabe, para el Gordo de la Lotería de Navidad, donde buscamos en un décimo la solución a nuestros problemas financieros. Si pensamos que es tarea imposible, muchos años atrás, en la Francia del siglo XVIII, hicieron realidad precisamente esto. Y en más de una ocasión.
La cabeza pensante no fue otra que la del mismísimo Voltaire. Filósofo, escritor e historiador francés, no en vano consiguió encumbrarse como uno de los hombres más ricos de Francia. Fue, además, uno de los máximos exponentes de la Ilustración, que defendía el uso de la razón y la lógica como medio de conocimiento. De esta última, especialmente, se basó para crear su artimaña: el método con el que ganar la lotería reiteradamente.
Antes de descifrar su truco infalible, hay que ponerse en contexto: durante los años ‘20 del siglo XVIII, la economía francesa se encontraba en crisis. En 1797, para ahorrar gastos, la Corona decidió reducir las tasas de interés de los bonos, lo que provocó que perdieran valor en el mercado. La caída de su precio, consecuentemente, era un problema, pues hacía tambalear la confianza en la economía de Francia. El entonces ministro de Finanzas, Michel Robert Le Pelletier-Desforts, ideó un plan para elevar su valor. Una idea que tumbó Voltaire para hacerse rico.
Así consiguió Voltaire ganar la lotería varias veces
El ministro de Finanzas buscó recuperar la confianza de los inversores con un sistema de compra especial: con cada bono, su propietario podía comprar un billete de lotería con un coste que variaba dependiendo del valor del mismo. Pero tenía un matiz importante: todos los billetes tenían las mismas posibilidades de resultar premiados. Además, en caso de salir afortunado, el dueño no solo ganaba el valor del bono, sino también 500.000 libras. Una cifra más que cuantiosa para la época.
Explicado de forma más clara, todos los propietarios de un bono tenían derecho a comprar un billete de lotería con descuento, siendo su precio de 1/1.000 del valor del bono. Por ejemplo, si un bono costaba 1.000 libras, el boleto costaba un euro. No obstante, ya fuera uno de 1.000 libras que otro de 10.000, todos tenían las mismas opciones de resultar ganador y, más importante, llevarse las 500.000 libras que se daban de extra.
Fue este dato lo que utilizó Voltaire junto al matemático Charles Condamine para idear el famoso truco que los llevó a ganar una y otra vez la lotería: comprar todos los bonos que fueran más baratos, al estar devaluados. De hecho, crearon un grupo de inversores con esta finalidad, contratando a un notario para que firmara cada uno de ellos (obligatorio en estos tiempos). Como la cantidad de boletos era tan grande, siempre resultaba alguno premiado, por lo que cada mes aumentaban su fortuna.
¿Les acabaron pillando? Sí. Pero por un descuido de Voltaire, que pecó de soberbio. Como buen escritor, siempre firmaba los billetes de lotería con las mismas frases y mensajes, lo que llamó la atención de las autoridades y les dio pistas para desvelar la picaresca. Se dice, por ejemplo, que firmaba con coletillas como “Aquí está la buena idea de M.L.C (Marie de la Condamine)” o “Larga vida a M. Pelletier-Desforts”.
Descubierta la trama, el ministro de Finanzas llevó a juicio a este grupo, aunque el juez le dio la razón a la ‘sociedad’ de Voltaire. No estaban haciendo nada ilegal, aunque la jugarreta acabó con el cese de esta ‘lotería de bonos’. Pese a ello, se calcula que cada uno de los socios de Voltaire consiguió embolsarse medio millón de libras.
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