Muchos usuarios continúan confundiendo los dos tipos de tarjetas bancarias más comunes, que presentan notables cambios entre ellas además del nombre. ¿Qué diferencia una tarjeta de crédito de una de débito? La principal es cómo se paga. En estas últimas el importe se carga directamente a la cuenta corriente del comprador. Es decir, son un medio de pago en sí.
Sin embargo, en las de crédito es diferente. Permite financiar los pagos al instante, haciéndolo a plazos mediante dos métodos: o a fin de cada mes o mediante un porcentaje mensual del importe gastado o una cuota fija al mes. Normalmente, con interesas aparejados. Este es el gran quid de la cuestión y que muchos pasan por alto, pudiendo causar graves perjuicios económicos.
El poder pagar bienes o servicios con la tarjeta de crédito aunque no se disponga del dinero suficiente para ello es una tentación de doble filo: endeudarse, porque cada vez que se usa este tipo de tarjeta se contrae una deuda con el banco, posee riesgos si no se hace con responsabilidad. Y, según el Banco de España, no son pocas: el 43% de las tarjetas en circulación son de crédito.
Trucos para usar la tarjeta de crédito
El comparador de servicios financieros y económicos ‘HelpMyCash’ ha elaborado una guía de buen uso, o llamémosla utilización estratégica o coherente, de la tarjeta de crédito. Estos son los siete errores a evitar:
Retirar dinero en efectivo de un cajero a crédito
Otra de las opciones que brinda este tipo de tarjeta es la opción de sacar dinero, se disponga o no del importe en la cuenta bancaria, ya que lo presta el banco. O también transferirlo a la cuenta corriente.
En otras palabras, el dinero llega de una línea de crédito, por lo que uno se endeuda. Puede ser útil en casos puntuales en los que se necesite liquidez, pero hay que recordar que esta operación conlleva comisión, aún haciéndolo en un cajero de la propia entidad bancaria. La alternativa, los préstamos preconcedidos.
Atrasarse en el pago del recibo
Si en el momento de que el banco cargue la cuota fija o el porcentaje mensual de lo debido no hay dinero en la cuenta, podrá cobrar comisión extra por retraso.
Pasar por alto los descuentos de la tarjeta
Muchas de las tarjetas de crédito otorgan privilegios tales como bonificaciones o descuentos, en muchos casos desprovistos de intereses. Por ejemplo, la tarjeta WiZink Plus reingresa el 3% del importe gastado en servicios de alimentación, ocio, moda o viajes.
Desconocer los seguros
Otro de las habituales concesiones de las tarjetas de crédito: seguro de accidentes, de asistencia en viajes o de compra protegida que pueden ser de gran utilidad ante problemas coyunturales.
Usar la tarjeta de crédito como algo cotidiano
Uno de los mayores peligros. Fraccionar a plazos la compra del supermercado o el recibo de la luz puede inducir a pensar que se tiene más dinero del que se posee al no reflejarse esos gastos de inmediato (incluso olvidarse) y acabar endeudado al no tener a fin de mes presupuesto para afrontarlo. Estos cargos aplazados, además, suelen conllevar más intereses, por lo que un gasto común puede ir haciéndose bola hasta convertirse en uno inasumible. Por tanto, financiar el día a día no es recomendable.
Pagar poco mensualmente
Cuanto más se prolongue en el tiempo la deuda contraída al usar la tarjeta de crédito, más intereses se deberán pagar. El Banco de España avisa de que “cuando el importe de la cuota es igual a los intereses del período, la deuda viva permanecerá constante y si es inferior a los intereses, la deuda se irá incrementando”. Por tanto, se aconseja quitarse de en medio la deuda cuanto antes.
No conocer el pago por defecto de la tarjeta de crédito
Algunas de ellas poseen como modalidad de pago por defecto el pago aplazado activado y una cuota mensual de reembolso muy baja. Esto supone que todas las compras que haga se pagarán a plazos. Algo que debe ajustar el cliente a sus necesidades
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