La hostelería es uno de los principales sectores que más economía aportan a España, sin embargo, la precariedad laboral, refleja las debilidades que los jóvenes vislumbran a la hora de buscar empleo en este ámbito y exigir mejores condiciones para emplearse en él. En algunos casos, conocen sus derechos, por los que reclaman, pero no se comprometen a cumplir con sus obligaciones. Así lo ha explicado María, la encargada de un negocio de hostelería, en sus redes sociales: “En España la gente no quiere trabajar. A mí me sabe muy mal decirlo, pero a este paso yo creo que la hostelería va a terminar”.
“Lo que exigen, en comparación con lo que aportan, es surrealista”
María como trabajadora y encargada ha tenido que entrevistar a muchos candidatos y se ha encontrado con la realidad de lo que, según ella, representan los jóvenes, así lo ha contado en un vídeo de TikTok: “De verdad que si pudierais ver por un agujerito las entrevistas que yo he llegado a hacer, y la gente que se presenta, lo que te exigen en comparación a lo que aportan, es surrealista”.
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Es consciente de cómo está sufriendo el sector y lo asume: “Yo sé que lo de la hostelería es un tema, que es un melón que si lo parto puedo tener problemas, pero también sé por experiencia que la gente que trabaja en hostelería, la gente cañón, la gente todoterreno, la gente que sabe de qué va la hostelería, sabe que la hostelería es un trabajo de arremangarse”. Reconoce: “Hay que sacar el servicio, no hay más. Y me voy a poner yo delante. Yo soy encargada y no por ser encargada me voy a estar limitando a lo que es mi trabajo. Si hay que poner lavavajillas, porque mis compañeros van de culo, pues se pone. Si hay que servir una mesa, se sirve. Si hay que recogerla, se recoge. Si hay que controlar un horno, se controla”
Sin embargo, los nuevos aspirantes, no tienen la misma iniciativa, asegura: “Pero te vienen niñitos de 21 añitos que te dicen, ‘yo quiero cobrar 1.800 euritos. A mi horita me voy, llego 5 o 10 minutitos, me quiero fumar cinco pitis y voy a salir a descansar. Y no le digas dos cosas juntas que tenga que hacer porque te dice, ‘espera, una cosa detrás de otra”. Una experiencia que desconcierta a María, que ha tenido que preguntar en muchas ocasiones a ese tipo de compañeros si le estaban “vacilando”: “Tenía toda la esperanza de que me dijeran que sí. Lamentablemente no, lo pensaban de verdad”.
En este sentido, se ha encontrado con varios, y finalmente sentencia: “Si supierais lo preocupante que es la cantidad de gente, y me perdonáis porque lo voy a hacer así, que no sirve para trabajar. Guau”.