Son muchos los jóvenes que sienten frustración y decepción con el mercado laboral actual. Durante años se han estado formando en una disciplina para luego comprobar que esta formación no es suficiente para encontrar una oportunidad de trabajo, por muchas ganas que le echen. Un rechazo por el que, incluso, se pueden llegar a sentir infravalorados, al ver cómo sus esfuerzos académicos y su preparación no se traducen en un empleo digno.
Margot Saez, en un vídeo publicado en verano del año pasado, explicaba su propio testimonio para dar a conocer esta realidad que afecta a tantas personas jóvenes. “¿Por qué los jóvenes de hoy en día con preparación no trabajan? Te lo voy a contar yo desde mi experiencia. He intentado grabar el vídeo tres veces. He acabado llorando como una madalena”, comenzaba relatando en el mismo.
Te puede interesar
En el mismo, explica que estudió periodismo y redes sociales, y que cuenta con un máster en publicidad y marketing finalizado con un sobresaliente. Con solo 23 años, también cuenta con tres veranos de prácticas, sumando más de 800 horas en total, y que ya con su formación lista quería encontrar trabajo. “Llevo todo el invierno buscando trabajo. Imposible. ¿Por qué? 5 años de experiencia, no sé de dónde quieren que lo saque. 5 años de experiencia. Casi me piden que aprenda a volar. Me piden cosas que sinceramente tengo 23 años, he salido de una carrera, no sé qué pretendes, qué quieres que haga”, expresaba frustrada.
“No te estoy pidiendo las mejores condiciones, solamente el salario mínimo y que alguien me dé la oportunidad de trabajar de lo que he estudiado”
Durante el vídeo, de más de 7 minutos, esta joven explica que se ha preparado “lo mejor posible”, dando todo en las prácticas y en la carrera, pero que pese a ello lo único que conseguía era un contrato de prácticas. Un contrato que tampoco sabían ya cómo hacerle, ya que había terminado los estudios: “igual es porque ya en vez de un contrato de prácticas me toca un contrato laboral”, manifestaba.
En esta línea, defendía que no pedía las mejores opciones laborales, sino un trabajo digno con el que poder empezar: “No te estoy pidiendo que vaya a cobrar 2.000 euros al mes, no te estoy pidiendo las mejores condiciones, solamente te pido el salario mínimo y que por favor alguien me dé la oportunidad de trabajar de lo que he estudiado”.
Tal llegaba a ser sus experiencias en algunas entrevistas, que incluso se sentía insultada. Por ello, incluso se resignó a no solo buscar trabajo de su profesión, sino en cualquier comercio, pero asegura que debido a su preparación, era rechazada también en este tipo de empleos: “no puedo trabajar de cosas básicas como es una cajera de supermercado porque tengo estudios y preparación, pero tampoco puedo trabajar de lo que he estudiado porque no tengo experiencia. Entonces te digo, ¿y de qué trabajo? ¿Qué hago? ¿Sigo aceptando prácticas de 300 euros al mes que parece te están haciendo un favor por pagarte?”, denunciaba.
“Soy una persona que tiene ganas de trabajar y de tener una estabilidad”, apostillaba, asegurando que con la excusa de que “no hay trabajo” hay que aceptar “lo que te venga”: “con esa frase ahora tienes el derecho a explotarme, ¿no?”.
Por último, indicaba que sabe perfectamente que el trabajo no va a caer del cielo, pero que en su caso trabajaba mucho para conseguir ese primer empleo: “es lo que hago, intentar currármelo e intentar dar lo mejor de mí. Pero una cosa es dar lo mejor de mí y otra es que quieran hacer conmigo lo que quieran, porque sinceramente creo que todas las personas tenemos un valor y a todas las personas hay que valorarlas en lo suyo, que te den tu lugar y que te respeten. Creo que es lo mínimo que pueden hacer”, concluía.