Inmaculada Román es camionera y ha compartido su experiencia trabajando en el sector para dar visibilidad a una realidad que miles de profesionales del transporte viven a diario. En un vídeo difundido en su perfil de Tik Tok ha denunciado las largas esperas en los muelles de carga y descarga, una cantidad de horas, que todavía siguen sin reconocerse como parte del trabajo.
Román describe estas esperas como una forma de “trabajar sin trabajar”, un tiempo que no figura en los registros, pero que se traduce en cansancio y desgaste. “Cada hora que esperamos es una hora menos que pasamos con nuestra familia, es una hora menos de descanso para nosotros y una hora más de desgaste, tanto físico como emocional”.
Señala además una contradicción constante en el sector: “A nosotros se nos exige puntualidad, pero nadie responde por esa hora eterna en un muelle esperando”.
“¿Sabéis lo que es trabajar sin trabajar?”
“¿Sabéis lo que es trabajar sin trabajar?”. Con esta pregunta inicia su testimonio, en el que relata lo que supone “sentarse en un muelle esperando horas sin explicación alguna”. Frente a la imagen de un camión parado, recuerda que hay personas detrás. “Y no somos robots”.
Mientras algunos solo ven un vehículo inmóvil, Inmaculada insiste en que allí hay “un corazón cansado, una espalda destrozada y un reloj que no perdona”. Para ella, estas largas esperas no pueden justificarse. “Esas largas esperas en un muelle no es logística, es falta de humanidad”
“Nuestro tiempo también vale”
La camionera denuncia una doble vara de medir en el trato al sector. “Cuando nosotros llegamos tarde a la descarga, lo llamáis irresponsabilidad y falta de responsabilidad. Pero si vosotros nos hacéis esperar en el muelle, lo llamáis procedimiento y logística”. Aun así, reconoce que aceptan las exigencias, tanto en profesionalidad como en puntualidad.
Sin embargo, reclama reciprocidad por parte de las empresas. “Ahora hace falta una cosa muy sencilla: que las empresas también se apliquen el mismo nivel de exigencia que nos exigen a nosotros”. Y concluye con una reivindicación clara: “Nuestro tiempo también vale, aunque algunos les cuesta creerlo”.