Ciertos trabajos están a punto de desaparecer por el imparable avance de la inteligencia artificial y la digitalización. Sus muchos progresos también poseen ‘cara B’: muchos empleos se encuentran en peligro de extinción, ‘amenazando’ en mayor medida con el paso del tiempo la destrucción de puestos de empleo de los que trabajan en esos sectores y que ven cómo van siendo sustituidos progresivamente por la tecnología y la automatización.
Un ejemplo más del avance global. Sin ir más lejos, es una de las múltiples ideas futuristas que rondan la cabeza de Elon Musk, la de crear una renta universal y que los trabajadores sean sustituidos por robots. El ejemplo más actual es el Chat GPT un sistema de chat basado en el modelo de lenguaje por Inteligencia Artificial GPT-3, desarrollado por la empresa OpenAI y que ha hecho temblar a los redactores.
Otro adelanto a este hecho que ya lleva tiempo instaurado son los cajeros automáticos de los supermercados, o las autocajas o cajas rápidas, en los que los clientes se cobran sus propios productos, quitando el trabajo a las cajeras. Sin embargo, ¿dónde queda el factor humano ante esta situación? ¿Es posible que todos los trabajos sean sustituidos por la inteligencia artificial? El debate está servido, pero también, iniciado un proceso que no tiene fin.
¿Qué trabajos van a desaparecer primero?
De ello se han encargado de estudiarlo un equipo formado por un colectivo de profesores y de investigadores de las Universidades de Princeton, Nueva York y Pensilvania utilizando una metodología implementada en 2018 y por la cual ha sido posible prever qué empleos y ocupaciones habían ido sustituyendo la mano de obra humana por la de la inteligencia artificial entre 2010 y 2015.
Es decir, para llevar a cabo dicho estudio, el cual se ha titulado ‘¿How Will Language Modelers like ChatGPT Affect Occupations and Industries?’ y cuyos resultados son elocuentes, se valieron de los antecedentes para anticipar los efectos de la inteligencia artificial. Los profesores de educación postsecundaria de lengua y literatura inglesa, además de los profesores de historia, se verán “muy afectadas”, quizá por la existencia de internet, comienzan indicando las conclusiones del estudio, que también eleva el nivel de alerta para los vendedores telefónicos, cuya función se está viendo progresivamente más automatizada.
Pero estas no son las que peor futuro tienen a corto plazo con el sprint reciente de la inteligencia artificial, la tecnología y la automatización. Las correspondientes a las industrias de los servicios legales y los mercados de valores, las inversiones y materias primas, los mencionados televendedores, así como los profesores de literatura en inglés y en idioma extranjero, profesores de historia y profesores de derecho o legislación, copan el ranking.
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