Durante años se ha asumido que el acceso al mercado laboral solo tenía un camino posible una vez que se aprobaba la educación obligatoria, se superaraba el bachiller y se llegaba a la selectividad: matricularse en una carrera universitaria. Generación tras generación se ha repetido este recorrido, sobre todo en los últimos años, marcando una hoja de ruta para los nuevos profesionales.
Muchos progenitores consideran esta vía como la única “segura” hacia un empleo estable, ¿pero es ésta realmente la única opción? Para la economista Leticia Poole, no. Su valoración es clara: las familias siguen impulsando a sus hijos hacia la universidad pese a que buena parte de las ofertas de empleo actuales requieren perfiles técnicos.
Un mercado laboral que no encuentra perfiles técnicos
La Doctora en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Autónoma de Madrid y profesora en la Universidad Europea de Valencia, Leticia Poole, ha analizado en el podcast ‘Truthtime Project’ el desajuste entre la formación académica y las necesidades reales del mercado laboral.
En su intervención, ha explicado que, a veces “los padres somos idiotas” porque valoran la universidad como la única opción posible para sus hijos, mientras que “el 70%” de las ofertas del mercado laboral son para “personas que tengan ciclos formativos”, y quedan puestos por cubrir como el de “jardineros, carpinteros y fontaneros”. De hecho, ha destacado que “gana más el instalador del aire acondicionado que el ingeniero que trabaja en la misma empresa porque no hay instaladores”.
Poole ha insistido en que España sufre un importante desajuste puesto que “no hay gente preparada para el empleo, o sea, hay un mismatch”. Ha explicado que se suele hablar de “sobrecapacitación”, pero ha cuestionado el término, ya que España, según afirma “es el país con más sobrecapacitación”, pero ha respondido a la pregunta sobre qué quiere decir exactamente este concepto, afirmando que alguien que ha estudiado derecho y está haciendo fontanería, por mucha formación que tenga, “está incapacitado” para ejercer este oficio.
Para la economista, la clave está en orientar a los jóvenes hacia lo que realmente demanda el mercado. Por ello ha recomendado estudiar “algo para lo que vayas a ser muy bueno y da igual que sea fontanería, electricidad…el rendimiento académico no determina la inteligencia”. Ser “académicamente más brillante" no significa ser más inteligente… los académicamente pobres no son más tontos, son competencias, facultades”, ha añadido. A su juicio, “hay en España una perversión en el mercado laboral y es que nuestros jóvenes no han leído bien la sociedad”.
Profesiones con oportunidades reales y salarios competitivos
La economista ha defendido los oficios técnicos, ya que ofrecen salidas laborales inmediatas y bien pagadas y son empleos donde “ahora se necesitan muchos profesionales y si son buenos van a ganar mucho dinero y se van a ganar muy bien la vida desde muy jóvenes”.
También ha pedido un cambio de mentalidad a las familias que “tienen que mirar al mercado” y ha insistido en que el problema no está en elegir FP, sino en estudiar carreras con pocas salidas. “Lo que no quiero es que haya estudiado derecho y esté de dependiente… No hay tanta demanda de abogados ", ha señalado.
Poole ha concluido la entrevista recordando que esta falta de profesionales afecta directamente al tejido productivo donde “el mercado pide fontaneros, electricistas y no los hay”. Una realidad que, según ha advertido, obliga a replantear tanto la orientación educativa como la valoración social de los oficios técnicos.