El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad o, más conocido como TDAH, se desarrolla en edades tempranas, en la infancia y acompaña a la persona hasta la adultez. Si al TDAH se le suma un alto coeficiente intelectual, a esta condición se le conoce como doble excepcionalidad y necesita un plan de acompañamiento específico para garantizar el correcto desarrollo en las etapas más importantes del crecimiento.
Lara Ghione, de Santa Fe, en Argentina, es uno de esos casos que conviven con la doble excepcionalidad. Vive con TDAH y con altas capacidades. Hoy, con 12 años, cursa sexto grado de primaria y Community Management en la Universidad Abierta Interamericana de Buenos Aires.
Sus primeros pasos
La joven cuenta a través de su perfil de redes sociales cómo descubrieron sus altas capacidades y su cerebro neurodivergente: “Desde chiquita hacía cosas antes de tiempo”. Con solo 5 meses empezó a gatear; a los 6 dijo su primera palabra, que fue “mamá”; con 9 meses andaba y al cumplir el año comenzó a formular oraciones completas.
“A los 5 años aprendí a leer sola, aunque las matemáticas nunca fueron lo mío”, afirma. Esta evolución anticipada a los pasos que se conciben como normales en los primeros años hicieron que, con diez años, los familiares de Lara consultasen al Servicio de Neuropsicología Infantil de la ciudad de Córdoba, donde en 2023 fue evaluada y diagnosticada: “ Ahí me hicieron entrevistas y muchas pruebas. Descubrieron que funciono de una manera diferente. Aprendo muy rápido en algunas áreas como razonar con palabras o recordar imágenes y en otras me cuesta más como el cálculo”.
Estas averiguaciones responden a los casos de las personas neurodivergentes: “mi comprensión no sigue exactamente el mismo camino que la mayoría, pero igual llega y a veces incluso más rápido” explica.
Cómo acompañar estas realidades
Durante la pandemia, Lara tenía 6 años y estaba empezando el primer grado, momento en el que los profesores le pidieron que no se conectara más porque “retrasaba a sus compañeros” y le dieron por aprobado el curso, cuenta en su perfil de TikTok.
Durante años Lara se llegó a sentir muy sola, rechazada por sus amigos porque no entendían su forma de expresarse. Sus progenitores tampoco sabían cómo acompañarla porque no tenían las herramientas para darle a su hija las respuestas que necesitaba para entender su situación, como declaran en la entrevista publicada por el periódico argentino Clarín.
Este rechazo la obligó a hacer homeschooling y ahora, con 12, está cursando sexto grado en el colegio Biró de Fisherton, a la vez que cursa la diplomatura de Community Manager que avala el Ministerio de Educación de la Nación. La UAI le otorgó un permiso especial y por ello se ha convertido en la estudiante universitaria más joven de Argentina.
Estudiar en la universidad
La realidad de Lara ahora es muy distinta. Hace un par de meses que comenzó la universidad. Relata a la revista que se siente plena, que al principio sus compañeros se sorprendieron, pero que la tratan como una más.
Destacan sus habilidades en comunicación, cognitiva, deportiva y artística. Le gustaría ser locutora cuando termine y poder trabajar en la radio o en la televisión. Todos estos cambios han ayudado a que se sienta feliz en un entorno que la comprende y la apoya.