Una jubilada (67 años) que trabajó toda su vida: “antes iba de voluntaria al comedor de la iglesia, hoy voy a que me ayuden con la comida”

Ahora es ella quien necesita ayuda y asegura que le es imposible llegar a final de mes con su pensión, a pesar de vivir sola.

Una jubilada (67 años) que trabajó toda su vida: “antes iba de voluntaria al comedor de la iglesia, hoy voy a que me ayuden con la comida” |'eltrece'
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Tras toda una vida trabajando, lo normal es que la persona pueda jubilarse y, al menos, vivir cómodamente. Sin grandes lujos, pero pudiendo tener el dinero suficiente para realizar todas las comidas diarias y poderse dar caprichos tan cotidianos como tomar un café. Sin embargo, aunque sería lo esperable, es una realidad que algunas personas no han podido alcanzar.

Es el caso de una jubilada de 67 años de Almagro, un barrio de Buenos Aires (Argentina), que contó al canal televisivo ‘eltrece’ la situación tan precaria que estaba pasando. Entrevistada en plena calle, explicaba que acababa de venir de hacer la compra, quejándose de los altos precios: “Dos kilos de milanesa de pollo 15.000 pesos (sobre 10 euros) y es para mí sola”, expresaba, al tiempo que confesaba que debía “racionarla para que me alcance”.

De hecho, como la pensión de jubilación no le alcanza para cubrir los gastos básicos, ha tenido que recurrir al comedor de la iglesia, donde curiosamente antes acudía como voluntaria, siendo ahora ella la necesitada: “Voy a la Iglesia, a misa, porque soy del barrio y ahora estoy yendo al comedor con el tupper a pedir que me asistan. Hago la fila de la gente que está en emergencia habitacional, gente que está en la calle. Yo antes estaba adentro en el comedor, como voluntaria, hoy estoy afuera para que me ayuden con la comida”.

“Me da tristeza… yo tenía la ilusión de jubilarme dignamente”

La mujer, que durante la entrevista no revela su nombre, explica que se ha tirado toda su vida trabajando. Y, ahora, jubilada, no le alcanza con su pensión de 300.000 pesos (sobre 192 euros), a pesar de que vive sola en un piso normal. “Es imposible hacer llegar la jubilación para que me alcance a fin de mes”, se lamentaba al citado medio.

“Me da tristeza… Yo tenía una ilusión de jubilarme dignamente, poder ir con mi nieto a tomar un helado y ni eso”, añadía frustrada. “No te digo un café para mí, un helado con mi nieto, ni eso. Es terrible”, proseguía, demostrando la situación que le está tocando atravesar a muchos jubilados. “Yo no conozco las fuerzas del cielo, pero sí conozco la fuerza del pueblo”, concluyó la entrevista.

En este contexto, cabe señalar que a principios de este mes de agosto el presidente de Argentina, Javier Milei, vetó por decreto tres leyes que daban beneficios a los jubilados, aprobadas por el Congreso el mes de anterior. Para ello, alegó “graves deficiencias técnicas” y “un afán de evitar que el Gobierno caiga en viejas prácticas inconducentes”. 

Estas leyes derogadas, en concreto, iban a aumentar las pensiones, reinstalaban la moratoria de la jubilación (lo que permitía que personas que cumplían con la edad requerida pero no contaban con los 30 años de cotización exigidos pudieran acceder a la jubilación) y dotaban de nuevas pensiones no contributivas a personas con discapacidad.

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