Un maestro jubilado de 71 años ha conseguido ahorrar el suficiente dinero para terminar de pagar la hipoteca de su casa y juntar una buena cantidad en su cuenta bancaria. En el medio MarketWatch, explica al periodista económico Quentin Fottrel que después de más de 30 años de vida laboral, cotizando a la Seguridad Social, cuenta con un seguro de vida y dos rentas vitalicias. Pero, además, tiene dos hijos y le gustaría poder donarles la herencia en vida.
En sus declaraciones al medio ya citado, explica que se siente afortunado porque en Estados Unidos es complicado conseguir un puesto de trabajo estable en un colegio, y que él lo ha hecho. “He trabajado duro para poder ahorrar”, señala aunque está preocupado por cómo repartir ese dinero de modo que no haya peleas o discusiones entre sus hijos. Así, pregunta si podría optar por la llamada ‘herencia en vida’ que consiste en que una persona transmite sus bienes al futuro heredero con una donación, tras la aceptación por parte del donatario de algunas condiciones.
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“Cuando cobré la herencia de mi padre, me convertí en un asesor financiero para saber cómo invertirlo en lugar de gastarlo. Ahora, me gustaría que mis hijos reciban mis ahorros antes de que muera pero están en diferentes circunstancias y tengo sentimientos encontrados”.
Porque quiere que ellos valoren y sepan todos los sacrificios por los que ha pasado este jubilado. “Retrasé el cobro de mi pensión (se jubiló más tarde de lo que le correspondía) para poder recibir una prestación más alta y lo hice pensando en ellos”.
Su hijo mayor es rico y la hija derrocha el dinero
Su hijo mayor estudió ingeniería y se casó con una abogada de una familia con mucho dinero. “Tienen tanto dinero que no saben qué hacer con él”, asegura el pensionista. El segundo acaba de contraer matrimonio, es tranquilo y se lleva bien con su padre. El problema llega con su hija.
Es madre adoptiva de dos niños, uno de ellos es TEA (Trastorno del Espectro Autista) y a pesar de que es “una buena trabajadora” ha tomado decisiones financieras “poco prudentes” como, por ejemplo, vacaciones muy caras. “Ha conseguido ahorrar muy poco para sus hijos”.
Por eso, este hombre de 71 años pregunta al experto si es buena idea crear un fideicomiso para los nietos, de modo que se puedan pagar los estudios o las necesidades especiales. Aunque le da miedo que esto genere resentimientos entre los hermanos. “Podría causar un conflicto cuando digan que no les trato por igual”.
Un dilema frecuente en jubilados con ahorros
El caso que se plantea es muy frecuente entre los jubilados de clase media en Estados Unidos. Deben debatir entre cómo y cuándo transferir sus ahorros sin alimentar tensiones. El experto financiero Fottrel aconseja mantener la igualdad entre las donaciones garantizando un destino concreto. Esto es, que el dinero vaya a unos fines predeterminados (tratamiento del hijo con autismo o pago del instituto, por ejemplo) en vez de cobrar cantidades en efectivo.
En Estados Unidos se permite donar hasta 18.000 dólares por hijo al año (15.506 euros) o 36.000 dólares (31.011 euros) cuando se hace en pareja sin tener obligación de declararlo. Los asesores recomiendan que se haga con prudencia, que se reparta de forma igualitaria y que se evite juzgar el modo de vivir de los hijos, excepto cuando sean casos graves como adicciones o irresponsabilidades.
“Es muy fácil caer en la trampa del impuesto emocional, el padre empieza a pensar quién lo merece más y se termina midiendo el amor con dinero”.
Antes de donar el patrimonio, los expertos aconsejaron a este jubilado que tuviera en casa un fondo de emergencia con el que cubrir los gastos futuros. “Está bien que seas generoso, pero no te quedes sin nada”.