Cada vez más jubilados confiesan que viven con lo justo y que el dinero de la pensión ya no les alcanza para cubrir lo básico. Tras décadas de trabajo, muchos mayores afrontan la vejez con una mezcla de frustración y miedo: los alquileres suben, la cesta de la compra se encarece y el poder adquisitivo se reduce mes a mes. Lo que antes se consideraba una etapa de descanso tras años de trabajo, para muchos se ha convertido en un ejercicio de supervivencia.
En Francia, ese malestar se ha hecho visible en las palabras de una jubilada de Estrasburgo, al admitir que solo puede comer una vez al día. Su testimonio, grabado por el periodista Vincent Lapierre para su canal de YouTube, se ha viralizado en las redes como símbolo del empobrecimiento de los pensionistas.
“Yo estoy jubilada desde hace dos años, gano 1.100 euros y la mitad se me va en el alquiler”, relata la anciana. “Pago las facturas, tengo una niña a mi cargo… ¿Cómo quieren que me las arregle? Pues permitiéndome comer una comida al día. Eso es lo que se le da hoy a un francés: una comida al día”.
Los jubilados rebuscan en los contenedores para alimentarse
Durante la entrevista, Lapierre le comenta que ha visto a jubilados buscando comida en la basura. Ella asiente, sin dudar, que “hay muchos. Todos los días, en Estrasburgo, se ven jubilados rebuscando en los contenedores para alimentarse”. Y remata con una frase cargada de ironía: “Esa es Francia, la bella Francia”.
La mujer explica que su situación no es una excepción. Denuncia que quienes se jubilan con pensiones bajas viven “en la miseria” y que el país está dejando atrás a una generación entera que trabajó toda su vida. “El que trabaja puede comer a su antojo, pero la jubilación es una miseria. Solo comemos mierda, no tenemos nada que comer”, lamenta.
Hace unos meses, el Gobierno francés estudiaba congelar las pensiones, recortar prestaciones sociales y eliminar festivos para tapar un agujero fiscal de 40.000 millones de euros. Una medida que, de confirmarse, aumentaría todavía más la presión sobre los jubilados, que ya denuncian que no llegan a fin de mes.