Dagmar es una jubilada de 69 años residente en Freising, Alemania, que, tras una vida laboral impecable, se ve como ahora no llega a final de mes con su pensión. Hace cuatro años llego a su “teórica” edad de jubilación, pues su tranquilidad no ha llegado. “Llevo jubilada cuatro años, pero mi vida dista mucho de ser tranquila y relajada”, explica. Ahora, ha querido contar cómo es su situación económica tras casi medio siglo de esfuerzo. “Mi pensión mensual es de 2.200 euros”, detalla. Esta cantidad que, según admite, “no me alcanza para cubrir mis necesidades básicas y mantener mi nivel de vida”.
A lo largo de su carrera profesiones, se puede que Dagmar nunca estuvo en el paro. “He trabajado durante 48 años”, relata con cierta frustración en una entrevista para el medio Focus.de. Ahora bien, los gastos y el nivel de vida en su ciudad han convertido su jubilación en un desafío matemático mensual.
“El alquiler y la electricidad me cuestan 845 euros, y el coche se lleva otros 600 euros”, desglosa. A esto se suman otros gastos fijos inevitables. “El seguro son 140 euros y los gastos de manutención, como la comida y los artículos del hogar, suman otros 590 euros”, añade.
Sin el trabajo extra, no tendría “nada para vivir”
Para evitar caer en números rojos, Dagmar ha tenido que volver al mercado laboral como trabajadora temporal en una empresa de administración de propiedades. “Gracias a mi trabajo a tiempo parcial, que me reporta una media de 475 euros al mes, solo me quedan 500 euros para ocio y ahorros”, calcula.
La alternativa a este empleo extra es impensable para ella. “Sin el trabajo a tiempo parcial, a mis 69 años no me quedaría nada para vivir”, afirma contundente. Incluso con este ingreso adicional, debe medir mucho sus gastos de ocio. “Incluso las vacaciones son un lujo excepcional para mí. Un máximo de cinco días es posible, y luego ya está”, dice Dagmar.
A Dagmar le cuesta aceptar esta situación económica después de una vida de dedicación. “Es realmente horrible. He trabajado 48 años y ahora tengo que seguir trabajando”, lamenta. Para ella, la ecuación no cuadra: “Creo que hay un grave desequilibrio”, explica frustrada.
Un problema generalizado en las pensiones
El caso de Dagmar refleja una tendencia que preocupa a la Confederación Alemana de Sindicatos (DGB), la cual advierte que “más del 70 % de las mujeres y el 40 % de los hombres que se jubilaron en 2023 reciben menos de 1.200 € al mes”. La organización exige cambios estructurales: “Todos deberían estar obligados a cotizar al fondo de pensiones para mejorar la situación”.
Pese a las dificultades, Dagmar trata de mantener su estilo de vida y sus pasiones culturales. “Planeo continuar en mi trabajo al menos dos años más”, asegura. Su objetivo es no perder lo que le hace feliz. “No quiero dejar de ir al teatro ni de disfrutar de mis aficiones, aunque mi situación económica siga siendo complicada”, concluye.