Donald Trump y Ursula von der Leyen llegaron a un acuerdo en el día de ayer por el que finalmente Estados Unidos impondrá un arancel del 15% a las exportaciones de la Unión Europea. Pero esta no ha sido la única condición del acuerdo al que el presidente de Estados Unidos y la presidenta de la Comisión Europea llegaron ayer en Escocia, ya que esta restricción comercial viene acompañada de un acuerdo para la compra masiva de energía a EEUU por parte de la UE valorado en 750.000 millones para los próximos tres años.
Y no queda ahí la cosa, ya que al arancel del 15% y la compra de energía pactados, hay que sumar un aumento del gasto militar por parte de la UE, donde los 27 países tendrán que gastar más en la industria armamentística. Esto ya quedó claro en la última cumbre de la OTAN, en la que sus miembros asumían el nuevo objetivo de llegar al 5% del PIB en gasto militar. Ahí comenzó la rendición de la UE ante Trump.
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La Unión Europea se rinde ante Trump y sus presiones
Aunque todavía no se sabe la letra pequeña del acuerdo comercial al que llegaron ambos presidentes en el día de ayer, la información que ha salido a la luz de las condiciones principales suscritas en dicho acuerdo denota que la Unión Europea finalmente se ha rendido ante las presiones arancelarias del presidente de los Estados Unidos y ha sucumbido a una serie de concesiones que habrían sido impensables hace meses.
Ya para empezar, la presidenta de la Comisión Europea aceptó mantener la reunión de este domingo con Trump en un campo de golf de sus pertenencias, que se encuentra en Escocia. Parece una broma de mal gusto, pero no lo es. Aunque los detalles principales del acuerdo ya estaban prefijados de antemano tras la llamada que mantuvieron ambos presidentes el pasado jueves, Von der Leyen tuvo que acudir a reunirse con Trump en los últimos días antes de que el límite impuesto por el presidente de Estados Unidos para imponer un arancel genérico del 30% a la UE expirara (el 1 de agosto).
Una serie de presiones que Donald Trump lleva ejecutando estratégicamente desde que hace meses anunciara su guerra comercial total con aranceles a todo el mundo, en un tiempo en el que no ha parado de anunciar cambios en estos aranceles y sucesivas treguas tanto a la UE como a China y al resto de países.
Trump se sale con la suya
Finalmente Trump se ha salido con la suya. Por primera vez en décadas logra sellar entendimientos comerciales que, en la práctica, suponen un encarecimiento de las transacciones. Ahora bien, sólo en una dirección. La UE, además, se compromete a aumentar sustancialmente sus importaciones a ese país, cuya queja es la existencia de un déficit comercial muy inferior a las promesas que ha lanzado Von der Leyen.
La UE apenas impondrá aranceles a Estados Unidos, más bien al revés, acepta los suyos y promete comprar más e importar más desde este país. Todo a gusto del magnate. Se trata de un logro importante para Trump, que consigue que la UE acepte un porcentaje que en un inicio consideraba inaceptable, pero que ya se venía aplicando en la práctica desde hacía unos meses. Desde Bruselas, se habían calificado previamente estos aranceles como injustos, desproporcionados e ilegales. No obstante, ahora se han aceptado. De hecho, antes de que arrancara la reunión Von der Leyen admitió que existía un desequilibrio comercial perjudicial para Estados Unidos.
La Comisión Europea había estimado esa carga fiscal en 236.000 millones de euros, aunque la cifra se reduce a 50.000 millones si se tienen en cuenta los servicios, dentro de un volumen total de transacciones que ronda los 1,5 billones de euros. A cambio, la UE se comprometía a incrementar determinadas importaciones y defendía la implementación de un modelo de aranceles ‘cero por cero’ aplicable a vehículos y productos no industriales.
“Han acordado abrir sus países al comercio con aranceles cero. Eso es un factor muy importante. Al abrir sus países, todos ellos estarán abiertos al comercio con Estados Unidos con aranceles cero”, ha señalado Trump, refiriéndose a los 27 Estados miembros de la Unión.
Aranceles cero para productos estratégicos
En su comparecencia ante la prensa tras el encuentro, Von der Leyen mencionó que se habían acordado “aranceles cero para una serie de productos estratégicos”, entre los cuales citó aeronaves y sus piezas (cruciales para compañías como Airbus y Boeing), “determinados productos químicos, determinados medicamentos genéricos, equipos semiconductores, determinados productos agrícolas, recursos naturales y materias primas esenciales”.
Asimismo, destacó que el “tipo arancelario único del 15%” establecido por Estados Unidos afectará a la mayoría de los sectores, “incluidos los automóviles, los semiconductores y los productos farmacéuticos”. Según explicó, esta medida proporciona seguridad a las empresas en un contexto de “turbulencias”.
¿Por qué se presenta como un logro si implica un aumento sustancial frente a las condiciones anteriores a Trump? Porque Von der Leyen compara esa tarifa con la que se impuso tras el inicio de la guerra comercial promovida por el presidente estadounidense, cuando, por ejemplo, los aranceles sobre los coches llegaron a alcanzar un 25% adicional sobre el 2,5% previo. Desde esa perspectiva, el 15% representa una reducción.
“No hay que subestimar el 15%, pero es lo máximo que pudimos conseguir”, ha reconocido. Lo mismo ocurre con los sectores de los semiconductores y la industria farmacéutica, fundamentales para países como Países Bajos e Irlanda. La Unión opta, finalmente, por el mal menor.
Un compromiso energético de enorme escala
Otro de los grandes éxitos que Trump se atribuye es el acuerdo por el cual la Unión Europea se compromete a incrementar de forma considerable sus importaciones energéticas desde Estados Unidos. El mandatario estadounidense ha hablado de un volumen total de 750.000 millones de dólares (aproximadamente 680.000 millones de euros), que, según precisó Von der Leyen, se distribuirán en un periodo de tres años, es decir, unos 250.000 millones por ejercicio (equivalentes a 225.000 millones de euros anuales).
Este compromiso representa una cifra muy elevada, especialmente si se compara con las compras de energía que la UE realizó a países no comunitarios en 2024, que ascendieron a 427.000 millones de euros, según la Comisión Europea. “Reemplazaremos el gas y el petróleo rusos por compras significativas de gas GNL, petróleo y energía nuclear estadounidenses“, ha confirmado Von der Leyen.