En el actual contexto laboral, los oficios tradicionales como la fontanería mantienen su papel esencial en el mercado. Sin embargo, el relevo generacional es uno de los principales retos que afrontan estos sectores, donde la demanda de profesionales cualificados supera la oferta de mano de obra, además de la existencia de ciertos prejuicios y la falta de atractivo para los jóvenes.
Así lo ha explicado Javier Donoso, fontanero autónomo natural de Ciudad Real, que a sus 43 años acumula 23 años trabajando en el oficio en Madrid, durante una entrevista para NoticiasTrabajo en la que habla sobre la necesidad de dignificar el oficio y de combatir los prejuicios que aún persisten en torno a su profesión, además de poner de manifiesto cómo la tecnología ha transformado un oficio tradicional y aunque, pese a ello, continúa encontrando dificultades para atraer a las nuevas generaciones.
“Los materiales, las herramientas cada vez avanzan más y cada vez es más fácil la profesión”, subraya Javier, poniendo en valor que la evolución de los materiales y las herramientas ha facilitado notablemente la labor diaria.
Prejuicios y desconocimiento del sector
El profesional, especializado en la instalación de garajes en edificios, reconoce que “hay ciertos trabajos que pueden tener una pequeña complicación”, pero insiste en que la mayor parte de la actividad “es fácil de aprender” y que, con interés y dedicación, “en poco tiempo puedes estar ganando dinero”, apunta haciendo hincapié en la necesidad de motivación.
“Lo que hay que tener es ganas y, sobre todo, que no den paguitas para que la gente no se quede en casa”
Sobre los estigmas que todavía rodean a la profesión, Javi reconoce que el valor del trabajo del fontanero no siempre se entiende en la sociedad. “Si un fontanero viene y te cobra tanto por estar un rato, la gente se queja, pero no sabe lo que hay detrás. Aprende tú el oficio y hazlo tú”, apunta, incidiendo en la formación continua y en la complejidad técnica que exige el oficio. “Tenemos que ir aprendiendo constantemente y eso la gente no lo entiende. Nuevos materiales, herramientas, sanitarios, grifos... Hay que estar al día”, asegura.
La situación económica de la fontanería también suele ser desconocida para quienes no están familiarizados con el sector. Javier señala que en un mes puede llegar a facturar hasta 10.000 euros, “pero de esos 10.000 te quedan 6.000”. Unos ingresos que, sin embargo, no están exentos de la presión fiscal y de la inestabilidad asociada al trabajo autónomo.