La economía española ha dado un respiro en medio de un escenario internacional marcado por la incertidumbre. Según los últimos datos del INE, el Instituto Nacional de Estadística ofrecidos este viernes, el Producto Interior Bruto (PIB) creció un 0,8% durante trimestre de 2025 respecto a los tres meses anteriores, una cifra que mejora las previsiones avanzadas en julio y un 3,1% en comparación con el mismo periodo de 2024. Unas cifras que indican que se han superado las previsiones iniciales y que refuerzan la idea de que la recuperación avanza con más fuerza de lo que se temía a principios de año.
Como recoge Europa Press en un comunicado, el Ministerio de Economía celebró estas cifras al afirmar que “la economía española mantiene la tendencia al alza apoyada principalmente en el consumo de las familias, que refleja la solidez del mercado laboral y el aumento del poder adquisitivo”. Y es que, tal y como reflejan los datos del INE, el tirón de la demanda interna ha sido determinante para sostener el avance del PIB.
El consumo de las familias impulsa el crecimiento del PIB en España en el segundo trimestre
La aportación de la demanda nacional al crecimiento trimestral fue de 0,8 puntos, mientras que el sector exterior apenas tuvo incidencia. En el cómputo interanual, la foto es similar: el 3,1% de crecimiento se explica sobre todo por el consumo interno, que aportó 3,5 puntos, mientras que las exportaciones restaron medio punto al balance general.
Dentro de ese crecimiento, los hogares siguen siendo los grandes protagonistas. Su gasto aumentó un 0,8% en el trimestre, en línea con la mejora del empleo y la moderación de la inflación en los últimos meses. También la inversión se comportó con fuerza, con una subida del 1,8%, apoyada en la construcción y en la adquisición de bienes de equipo. En cambio, el gasto de las administraciones públicas apenas se movió, con un avance testimonial del 0,1%.
España destaca aún más si se compara con lo que ocurre en buena parte de Europa, donde el crecimiento se ha frenado. Países como Alemania siguen intentando dejar atrás la debilidad económica, mientras que la economía española mantiene el ritmo gracias a un mercado laboral sólido y al impulso extra que suponen los fondos europeos, que continúan financiando proyectos de modernización.
España apunta a un crecimiento del 2,7% a final de año superando la media europea
Las cifras publicadas ahora contrastan con las estimaciones más prudentes que se hicieron en primavera. En aquel momento, muchos organismos internacionales y analistas privados esperaban un avance mucho más moderado. Sin embargo, los buenos resultados han llevado al Gobierno a revisar sus cálculos y ahora prevé que la economía cierre 2025 con un crecimiento en torno al 2,7%, una cifra que superaría la media de la eurozona.
Sin embargo, no todo son buenas noticias. Los datos arrojados por el INE también apuntan que la debilidad de las exportaciones sigue siendo un factor de riesgo. El retroceso de medio punto en la aportación externa muestra que España aún depende mucho del consumo interno para sostener su avance, algo que podría convertirse en un problema si se enfría la confianza de los hogares o si la inflación vuelve a repuntar.
En cualquier caso, el segundo trimestre deja una sensación de alivio y optimismo moderado. La actividad se acelera más de lo previsto, los hogares siguen consumiendo (0,8%), así como la inversión vuelve a mostrar señales de confianza (1,8%) y también el de las Administraciones Públicas (0,1%). En palabras del Ministerio de Economía de Carlos Cuerpo, estos datos “certifican el dinamismo de la economía española”, demostrando que España está resistiendo mejor que otros países europeos “y que volverá a liderar a las principales economías avanzadas”.
El empleo crece a su mayor ritmo desde 2024
El mercado laboral también dejó cifras positivas. Según el INE, el empleo, medido en puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, creció un 3,5% interanual, lo que supone seis décimas más que en el trimestre anterior y el mayor ritmo desde comienzos de 2024. En comparación con el trimestre previo, el empleo avanzó un 0,8%, el mismo registro que entre enero y marzo. En cuanto a las horas trabajadas, aumentaron un 1,3% interanual, aunque este dato marca una moderación: seis décimas menos que en el trimestre anterior y el crecimiento más bajo desde mediados de 2024.
El turismo internacional, que fue uno de los motores de la recuperación tras la pandemia junto al gasto público, empieza a perder algo de protagonismo en la economía. Y lo hace a pesar de que las previsiones apuntan a un nuevo récord: cerca de 100 millones de visitantes en 2025, aunque con un crecimiento más pausado en la llegada de viajeros.
Aun así, los últimos meses han traído señales positivas. En septiembre, la prima de riesgo cayó por debajo de los 55 puntos por primera vez en casi dos décadas, impulsada por la mejora de calificación de S&P. Esto ha permitido que la deuda española se financie incluso en mejores condiciones que la francesa, lo que alivia la carga de intereses. A ello se suma que tanto el Banco de España como la OCDE han revisado al alza sus previsiones, situando el crecimiento anual en el 2,6%. El Gobierno, como señaló en su comunicado, confía en que la economía pueda avanzar un 2,7% en 2025, una décima más de lo previsto anteriormente.