Red Eléctrica limitará desde este miércoles la velocidad de entrada y salida de la eólica y la fotovoltaica en el sistema eléctrico. La nueva instrucción eleva de dos a quince minutos las rampas con las que estas tecnologías pueden incrementar o reducir su producción, con el objetivo de atenuar las “dinámicas rápidas” que se generan cuando cambia bruscamente su aportación a la red. La medida, de aplicación inmediata y sin un horizonte de finalización definido, afectará al vertido renovable en tiempo real, según admite el propio sector.
La decisión llega casi medio año después del apagón del 28 de abril, tras el cual el operador ha mantenido una operación reforzada con mayor programación de tecnologías síncronas (ciclos combinados, hidráulica y nuclear) para dotar de respaldo a la red. En este contexto, REE evita hablar de “sobretensiones”, como sostienen fuentes del sector, y prefiere el término “dinámicas rápidas” asociadas a plantas basadas en electrónica de potencia.
El Gobierno respalda el cambio operativo. Sara Aagesen, vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, defendió que corresponde a REE “buscar los mejores mecanismos para garantizar un buen funcionamiento en todos y cada uno de sus parámetros”. «Por supuesto, queremos la mayor penetración de renovables, pero siempre y por encima de todo está la seguridad del suministro», subrayó tras reunirse con agentes sociales para el Pacto de Estado contra la Emergencia Climática.
El sector renovable avisa de impactos económicos, pues la prolongación de las rampas puede dejar aparte de la eólica y la fotovoltaica fuera de determinadas activaciones de ajuste (consignas que pasaron de una hora a cada 15 minutos), una fuente relevante de ingresos para muchos promotores. Red Eléctrica lo niega tajantemente y asegura que ambas tecnologías “podrán seguir participando perfectamente” en los mercados de ajuste.
Una red eléctrica más estable
La instrucción se suma al esquema que REE aplica desde el 29 de abril y que prioriza un mayor peso de generación síncrona en la programación del día anterior para robustecer la estabilidad de la red. A diferencia de esas previsiones ex ante, el cambio anunciado ahora actúa en tiempo real sobre la capacidad de respuesta de la eólica y la fotovoltaica, alargando los tiempos de subida y bajada de potencia.
REE recuerda que las consignas de rampa están previstas en la normativa desde 2020, que podían activarse en cualquier momento y que ya se utilizaron en 2024. Fuentes del sector señalan que entrarán en vigor el 8 de octubre y admiten que “no se sabe hasta cuándo” se mantendrán, igual que ocurre con la operación reforzada.
Cómo puede afectar esto en el precio de la luz
En términos de factura, lo más probable es que la medida presione al alza (aunque de forma limitada y puntual) el componente energético del recibo en las horas en que haya que sustituir parte del vertido renovable (de coste marginal casi nulo) por generación síncrona, más cara, en el mercado mayorista.
El efecto va en la misma dirección que señala la literatura, ya que a mayor presencia renovable, menores precios por la lógica del “merit order”; si se restringe su entrada en momentos concretos, el precio casado tiende a subir respecto al escenario sin restricciones.
Además, los servicios de ajuste (que corrigen desvíos y estabilidad en tiempo real) pueden ganar peso en el coste final. Entre 2024 y 2025 ya añadieron en torno a 11,4 €/MWh al precio medio de la energía, y tras el apagón de abril se dispararon temporalmente, encareciendo el recibo.
Si las nuevas rampas implican más intervenciones de balance, parte de ese coste se seguirá trasladando al consumidor (especialmente a los acogidos a la tarifa regulada PVPC, donde el término energético incorpora OMIE, futuros y ajustes). Con todo, la reforma del PVPC desde 2024/2025, que introduce una cuota de precios a plazo, tiende a amortiguar la volatilidad de estas tensiones sobre la factura.