El consumo energético en los hogares se ha convertido en una de las mayores preocupaciones de las familias españolas. El precio de la electricidad cada vez se incrementa más y los usuarios buscan cómo reducir gastos. Sin embargo, hay un electrodoméstico que se encuentra en la mayoría de casas y cuyo impacto económico suele pasarse por alto: el horno eléctrico.
Un horno eléctrico puede llegar a consumir la misma energía que 65 frigoríficos funcionando al mismo tiempo, pero el problema es que la mayoría de los usuarios desconoce el verdadero agujero negro que supone este electrodoméstico en su factura mensual. Mientras que la potencia de un frigorífico oscila entre 300 y 800 vatios, la de un horno se encuentra entre 2.000 y 5.000 vatios. Solo el uso del horno puede suponer entre 40 y 90 kWh al mes, dependiendo del modelo y de la frecuencia de uso.
Por qué el horno eléctrico consume tanta energía
Un estudio realizado en cien hogares franceses calcula que el consumo anual de un horno eléctrico alcanza los 224 kWh, una cifra que deja atrás al frigorífico, la lavadora o el lavavajillas, según recoge el diario francés ‘JVTech’. El motivo principal es que el horno necesita mantener temperaturas altas de manera constante, lo que dispara su consumo cada vez que se utiliza y, cada vez que se abre la puerta, el aparato tiene que recuperar el calor perdido.
A pesar de estos datos, la mayoría de los fabricantes y las eléctricas no detallan el impacto económico real en la factura, así como tampoco existen cifras claras sobre cuántos hogares están afectados ni sobre el coste en euros de este gasto extra. La consecuencia es que muchos usuarios desconocen cuánto sube su factura solo por usar el horno.
Cómo reducir el gasto al utilizar el horno
Sin embargo, reducir el gasto es posible. Los expertos recomiendan una serie de acciones que pueden ayudar a recortar el consumo de electricidad.
- Aprovechar el calor residual: apagar el horno unos minutos antes de que termine la cocción para aprovechar el calor que queda dentro y evitar gasto innecesario.
- Cocinar varios platos a la vez: utilizar el mismo ciclo de precalentamiento y cocción para preparar más de un plato y así reducir el número de veces que se enciende el horno.
- Evitar abrir la puerta durante su uso: cada vez que se abre, el horno pierde calor y necesita gastar más energía para recuperar la temperatura.
- Precalentar solo el tiempo necesario: no dejar el horno calentando más tiempo del estrictamente recomendado.
- Mantener el horno limpio: un horno limpio distribuye el calor de manera más eficiente y consume menos energía.
- Usar recipientes de cristal o cerámica: retienen mejor el calor y ayudan a acortar el tiempo de cocción.
- Desenchufar el horno si queda en modo de espera: así se evitan consumos innecesarios cuando el aparato no está en uso.