Una asociación benéfica francesa vendió cientos de boletos de lotería para un sorteo con la intención de pagar un área de juegos infantiles en una localidad de mil habitantes. Cuando hicieron la cuenta, encontraron que habían conseguido cerca de 7.000 euros, concretamente 6.875 euros, por lo que decidieron ingresarlo en un cajero automático para luego realizar una transferencia a la cuenta que se encargaría de construir el parque.
Todo parecía normal hasta que, como informa Le Parisien, dos de las responsables de la asociación, Amandine y Emmanuelle, se dieron cuenta de que el dinero no estaba en ningún sitio y ningún responsable del banco podían explicarlo. “Entré en pánico”, aseguró una de ellas en la entrevista. Y no era para menos, ya que el dinero se había conseguido después de meses de trabajo organizando una velada para 350 personas y vendiendo décimos de lotería.
“Como hacemos siempre, fuimos al banco Credit Mutuel de Luisant, justo después de que se celebrase el sorteo. Ingresamos el dinero y nos dieron el recibo de que todo estaba bien”, manifestó Amandine, que es la presidenta de la asociación.
Pero “cuando fuimos al día siguiente, por la mañana, encontramos la cuenta a cero. Pensamos que sería temporal, pero ni el lunes había nada, ni el martes tampoco”. Cuando informó a los demás miembros de la asociación “todos entrábamos en la cuenta hasta diez veces al día y cada mañana, al levantarnos, esperábamos ver reaparecer el dinero”.
A los tres días les pidieron 4.000 euros
El miércoles seguían sin ver nada en el banco, y la presión aumentó cuando la asociación de balonmano MSD, que organizaron el evento junto a ellos, pidió 4.500 euros. “Dijeron que necesitaban ese dinero de forma urgente porque tenían que organizar un curso para voluntarios”.
“Les explicamos lo que había sucedido y que nosotros estábamos en problemas también porque con ese dinero teníamos que pagar a los proveedores”.
El problema aumentó cuando intentaron ponerse en contacto con el banco. “Nos pasaban con un centro de atención al cliente robotizado, donde nos decían que no era responsabilidad de ellos, sino de otro departamento que es el responsable de lo que pasa en los cajeros automáticos”.
Entonces empezaron a sospechar, “creíamos que lo más seguro es que un hacker hubiese entrado en la cuenta, pero nadie quería saber nada, no se hacían responsables”, aseguró Emmanuelle, la tesorera.
Un asesor del banco les dijo que no sabían dónde estaba el dinero
Al quinto día, cuando ya habían mandado decenas de correos electrónicos, les llamó un trabajador del banco. “Nos dijo que no tenían ni idea de dónde podía estar el dinero y simplemente entré en pánico”.
A la asociación llegaron voluntarios y padres, pidiendo explicaciones. “Nos apoyó el presidente del equipo de balonmano, pero estas situaciones son complicadas porque en pocas horas ya se había extendido el rumor y, claro, cuando desaparece el dinero… seguro que pensaban que nos lo habíamos quedado”.
El banco volvió a ponerse en contacto con ellas a los pocos días. El dinero había aparecido de nuevo en la cuenta. “El responsable de la oficina bancaria nos explicó que el dinero siempre había estado allí, que nunca se había perdido”. Entonces ¿qué había pasado? “Un clip, o algún pequeño objeto había inutilizado los mecanismos de lectura del cajero automático”. Ahora sonríen, “los fondos siempre estuvieron seguros”, afirman.