Bulgaria culminará este 1 de enero un proceso de dos décadas con su entrada oficial en la eurozona y, por tanto, la adopción de la moneda común, el euro. Esto la convertirá en el miembro número 21 del bloque monetario. La adhesión, autorizada definitivamente por el Consejo de la UE el pasado julio con un tipo de conversión fijado en 1,95583 levas por euro, se producirá en un momento marcado por una fuerte inestabilidad política y por el recelo de la ciudadanía ante un posible aumento del coste de la vida, según recoge Europa Press.
El cambio llega apenas semanas después de la dimisión del primer ministro Rosen Zheliazkov, forzado a renunciar junto a su gabinete tras las protestas masivas contra los presupuestos de 2026, los primeros elaborados íntegramente en euros. La contestación social ha ido en paralelo a un apoyo menguante a la moneda común: una encuesta citada en el comunicado apunta que el respaldo al euro ronda el 39%, mientras que un 57% de los ciudadanos se muestra en contra de su introducción.
Te puede interesar
Un tribunal multa con 15.000 euros a una empresa por un grave accidente laboral que dejó secuelas permanentes a un trabajador de 60 años
Una mujer de 56 años vende su casa en Estados Unidos para mudarse a Europa con su perro: “No estoy viviendo la vida de mis sueños, pero es mejor que trabajar toda mi vida”
La adopción de la nueva moneda sigue una hoja de ruta diseñada hace años. Desde el pasado 8 de agosto, los precios se muestran de forma obligatoria en euros y en levas y así continuará hasta agosto de 2026. El periodo de transición, durante el cual podrán utilizarse ambas monedas, abarcará únicamente el mes de enero. A partir del 1 de febrero, el euro será el único medio de pago legal en Bulgaria. El Banco Nacional del país permitirá el canje de levas por euros sin límite temporal y sin coste, mientras que bancos comerciales y oficinas postales mantendrán ese servicio gratuito hasta mediados de 2026.
Cómo serán los euros búlgaros
Las monedas búlgaras de euro incorporarán símbolos identitarios, como el retrato de San Paisio de Hilandar en las piezas de dos euros o la imagen de Iván de Rila, patrón del país, en las de un euro. El Banco Central Europeo (BCE) conmemorará la adhesión iluminando su sede en Fráncfort desde este 31 de diciembre y hasta el 11 de enero.
El gobernador del Banco Nacional de Bulgaria, Dimitar Radev, defiende que la entrada en la eurozona “limita el margen de maniobra política y económica y exige un mayor grado de disciplina”, lo que según afirmó la semana pasada ayudará a mitigar los efectos de las fluctuaciones internas y a ofrecer un marco institucional más estable para la gobernanza económica. “Los mercados financieros son pragmáticos. Evalúan si existen reglas claras, si las instituciones funcionan eficazmente y si la dirección estratégica es convincente”, señaló Radev.
Se teme a una subida de precios provocada por el euro
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, trató durante una visita reciente a Sofía de rebajar el temor a un repunte inflacionista. Reconoció que la preocupación es “legítima” y recordó que las transiciones anteriores muestran un impacto moderado: entre 0,2 y 0,4 puntos porcentuales. En el caso de Croacia, que adoptó el euro en 2023 con una inflación elevada, el efecto fue de unos 0,4 puntos y “se desvaneció rápidamente”, afirmó. Según Lagarde, la experiencia constata que, aunque el escepticismo es habitual antes del cambio, el apoyo ciudadano tiende a aumentar en los meses posteriores cuando hogares y empresas se adaptan al nuevo sistema monetario.
La entrada de Bulgaria supone la primera ampliación de la eurozona desde la incorporación de Croacia y consolida la estrategia de convergencia monetaria en el este de Europa. Queda por ver si la transición contribuirá a estabilizar un país donde la crisis política ha marcado el final del año y donde una parte considerable de la sociedad sigue observando la moneda única con recelo.