¿Cómo ganar la lotería? La pregunta del millón y nunca mejor dicho. Lo cierto es que muchos tratan de responder a esta pregunta apostando simplemente por el factor de la suerte. Sin embargo, al tratarse de un juego basado en el azar, es recurrente seguir patrones como acudir siempre al mismo establecimiento o lotero, jugar al mismo número o combinación o hacerlo en un determinado día o franja horaria.
Todo porque la suerte esboce una sonrisa y seleccione la elección personal como la agraciada entre la casi infinidad de posibilidades para cumplir el sueño de la inmensa mayoría: trabajar menos o dejar de hacerlo y ser rico. Pero como se suele decir, las posibilidades de que toque el premio Gordo de Navidad 2021 son "casi las mismas de que se reciba el impacto de un rayo".
De hecho, según la propia web del sorteo de Euromillones, uno de los más populares a nivel europeo, la probabilidad de ganar es una entre 139.838.160. ¿Pero y si hubiera un método científico para aumentar el número de posibilidades? El matemático rumano Stefan Mandel fue capaz de idear un algoritmo con el que no solo ganó una vez, si no que consiguió ganar 14 veces la lotería, con más de 30 millones de euros en premios.
La fórmula matemática para ganar la lotería
Inspirándose en un mecanismo similar al que permitió al filósofo y pensador francés Voltaire dedicarse libremente a ello sin preocuparse por el dinero, Mandel, contable en una compañía nacional minera por aquel entonces, en la década de 1950, ideó y perfeccionó un método científico que combinaba los resquicios de los juegos de azar con su talento para los números y con el que consiguió ganar hasta 14 veces.
La fórmula del éxito con la que desafió al sistema consistía en aprovechar la posibilidad, casi como costumbre, que otorgaba el gobierno rumano de por entonces de jugar la lotería estatal. Primero ideó, tras una infinidad de probaturas, una combinación de operaciones matemáticas con las que predecir, de forma altamente probable, cinco de los seis números que componían el premio del sorteo, con 40 posibles. Es decir, lo que sería un segundo premio.
Eso era la teoría, que posteriormente puso a prueba mediante la ayuda de sus cuatro amigos, y ‘cobayas’ de ese experimento. Estos, junto a Mandel, compraron todos los boletos posibles de esa selección de números seleccionados por el algoritmo, lo que multiplicaba exponencialmente sus posibilidades. ¿Resultado? Para su sorpresa, no solo fueron premiados, si no que se llevaron el primero. Casi 26.000 euros con los que pagó impuestos, a sus amigos y pudo ahorrar para emprender su aventura.
Stefan Mandel: millonario y escondido
El millón. Ese era el objetivo que se estableció personalmente Mandel una vez verificó el éxito de su método. Así, después de pasar por Europa e Israel, se afincó en Australia, con un particular sistema de lotería caracterizado por la enorme cantidad posible de combinaciones. Eso sí, con un consecuente mayor premio. Un reto al cuadrado.
Se vio entonces en la tesitura de retocar y adaptar su método. Por tanto, ampliar esa red de colaboradores, antes sus cuatro amigos, para comprar el mayor número de boletos posibles, todos ellos con combinaciones distintas. El objetivo ya no era tanto predecir la combinación ganadora si no abarcar el mayor número posible de probabilidades. De nuevo tocó el éxito: ganó hasta 12 veces. Premios que invirtió en la creación de un fondo legal de inversión destinado a su método y en el que todos los participantes obtenían beneficios.
La peregrinación hacia el éxito
Una vez las autoridades australianas cambiaron el sistema de sus juegos de azar, viró su rumbo a Virginia, en Estados Unidos. Allí, con un sistema calcado y una inversión de siete millones de euros, ganó casi 28 millones de euros. Pero tal cantidad de dinero le llevó a ser investigado por la CIA y el FBI, y su método, al descubierto, propiciando otro cambio en el sistema, esta vez en dicho país: se limitaba el número de boletos que podía comprar cada jugador.
Todavía bajo la lupa de las autoridades norteamericanas, emigró a Israel y Reino Unido. Allí también fue inspeccionado por la Autoridad de Valores, pero no fue a más. Posteriormente fue localizado en 2004, y juzgado y sentenciado a 10 meses de prisión por estafa, con una multa de 26.000 euros por parte de CIA y FBI. La causa radicó en que no revelaron las verdaderas posibilidades de ganar a sus inversores. Antes, Mandel se cubrió las espaldas, dejando a su familia en Londres. Ahora, se dice que vive disfrutando de su inmensa fortuna en Vanuatu, un archipiélago de islas del Pacífico.
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