El comienzo del verano significa el fin del curso escolar y el inicio de dos meses por delante, donde el ocio y el tiempo libre son los protagonistas para los pequeños de la casa. Ante tantas horas para pasarlo bien y sin obligaciones, muchos padres optan por apuntar a sus hijos a una escuela o campamento de verano, por los múltiples beneficios que ello aporta al niño tanto a nivel físico como emocional.
Son espacios donde el pequeño puede desarrollar habilidades sociales y aprender un sin fin de conocimientos. Para encontrar las mejores escuelas, solo hay que echar un vistazo a Internet, son muchas las academias de nuestra zona que en verano adaptan su temática para los meses de calor o portales web especializados como el de https://www.buscocampamentos.com en el que podemos encontrar múltiples opciones para los niños.
Desde escuelas enfocadas a una temática como cocina, buceo, hípica, idiomas, aventura, actividades para los más pequeños hasta otras adaptadas a los adolescentes.
¿Por qué apuntar a nuestro hijo a un campamento de verano?
Llevar a un menor a una escuela o campamento de verano es una gran opción, ya que aportará al niño grandes beneficios: se conocerá más a sí mismo, se relacionarán con otros y fomentará sus habilidades sociales.
Además, estará fuera de su entorno familiar durante un tiempo, lo que le ayudará a desenvolverse y vivir nuevas experiencias, que seguro recordará para siempre.
1. Una experiencia que nunca olvidará
La primera vez que entre en un campamento de verano puede que le cueste relacionarse si nunca se ha visto en una situación similar. No obstante, el menor puede desarrollar nuevas habilidades sociales e interactuar con otros niños poniéndose a prueba a sí mismo.
En un campamento de verano se potencia el sentido de la comunidad al ser este un entorno diferente y nuevo para los niños. Además de aprender a compartir y a relacionarse entre ellos.
2. Aprender a ser independiente
Al estar en un espacio, donde todo es nuevo, los niños aprenderán a ser más autónomos e independientes. Tomarán decisiones por sí solos, se relacionarán con otros niños y con sus monitores.
Además, de realizar otras tareas de manera autónoma, como de higiene, comida, disciplina u otras más cotidianas, que les proporcionará autonomía.
3. Ponerse a prueba
Un campamento de verano es perfecto para que el niño se conozca más a sí mismo, y desarrolle todas sus capacidades: las aprendidas en casa y en el colegio. Una vez concluidas las semanas de campamento, los menores recordarán esa experiencia como ninguna otra y veremos aptitudes adquiridas durante este tiempo que sin duda pueden sorprendernos.
4. Conocer la naturaleza y su importancia
Hay diferentes escuelas y campamentos de verano. Unas pueden girar en torno a una temática en concreto, como es el arte o la cocina, y otras centrarse en aprender un idioma o en los valores de la naturaleza.
Además, para potenciar aún más la inolvidable experiencia los padres pueden enviar al menor a una ciudad en el extranjero. Pero, en el caso de que los padres opten por llevar a su hijo a un campamento en plena naturaleza, los niños aprenderán el gran valor de esta, además de disfrutar de ella a través de diversas actividades y juegos. Su respeto e importancia del medio natural sin duda crecerá.
5. Practicar deporte y reducir el sedentarismo
En este apartado juegan un papel crucial los monitores de ocio y tiempo libre. Pues serán ellos los que guíen a los niños en las diferentes actividades y juegos.
Por otro lado, como mejor aprenden los menores es a través del juego, además de divertirse pueden conseguir asimilar valiosas lecciones para su futuro, adquirir conocimientos sin darse cuenta.
6. Entablar amistad y enseñar a compartir
Durante el tiempo que permanezcan en el campamento o escuela, los niños aprenderán a convivir y compartir con otros. Será una experiencia muy enriquecedora, que les hará crecer y adquirir nuevas habilidades, aprendiendo la importancia de compartir.
7. Confianza en sí mismo y resiliencia
El niño al encontrarse en un lugar nuevo y sin compañía de ningún familiar aprenderá a desenvolverse y madurará su inteligencia emocional.
Puede aprender a ser líder y a confiar en sí mismo a través del juego y de actividades con otros niños. Además, al salir de su zona de confort pueden conocer sus limitaciones, y las áreas que deben de mejorar.
Observar sus potenciales habilidades o despertar nuevas inquietudes ocultas.
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