Donald Trump ha convertido la remodelación de la Reserva Federal en su nuevo campo de batalla contra Jerome Powell. El presidente de Estados Unidos visitó este jueves las obras del banco central protegido por un casco de construcción, pero lo que realmente llevó fue la munición, ya que hizo una acusación directa de “descontrol” y un sobrecoste de 700 millones de dólares sobre lo previsto. La cifra, que según Trump eleva el presupuesto a 3.100 millones, sirve al republicano para cargar públicamente contra el presidente de la Fed y abrir la puerta a un posible cese si se confirma algún fraude.
Powell, sin titubeos, respondió ante las cámaras: “No soy consciente de eso. No lo he oído de nadie de la Fed”. El líder del banco central denunció que Trump mezcla gastos de un edificio terminado hace cinco años con el proyecto actual y rechazó que haya lujos ocultos en la reforma: “No se han previsto ascensores privados ni mármol de lujo; simplemente se recupera el material original del edificio para cumplir con la preservación histórica”.
La tensión entre ambos va mucho más allá de una obra pública. Trump lleva meses acusando a Powell de frenar la economía al mantener los tipos de interés en la horquilla del 4,25% al 4,5%. Ahora, el foco esta en el dinero y la Casa Blanca pide explicaciones detalladas, una reunión urgente y un informe completo sobre el sobrecoste. Powell, por su parte, se defiende y asegura que su equipo “se toma muy en serio la gestión de los recursos públicos”.
El verdadero trasfondo es el pulso por el control de la Fed. Trump, veterano promotor inmobiliario, no dejó pasar la oportunidad de amenazar a Powell con el despido. “Si mi jefe de obra se pasara así de los costes, le despediría”, soltó, con Powell a su lado. Su mandato acaba en mayo de 2026, pero la sombra de la destitución vuelve a planear sobre el banco central estadounidense.
El compromiso público es terminar en 2027, recuperando el mármol de las fachadas y rehabilitando ascensores, pero sin añadidos de lujo. La próxima cita clave será el 29 y 30 de julio, cuando el Comité Federal de Mercado Abierto de la Fed decidirá sobre los tipos. Trump, mientras tanto, mantiene la presión: “Creo que ha sido una conversación productiva… Powell podrá comentarlo en la próxima reunión, pero haré lo que sea necesario para que se gestione bien el dinero de los estadounidenses”.
De esta forma, el pulso entre Trump yPowell suma un nuevo capítulo, con la Fed como escenario y el dinero público en el centro de la pelea. Mientras, millones de dólares y la independencia de la política monetaria están en juego ante la mirada de todo Washington.

