Los jubilados pueden ser sin duda la voz de experiencia, ya que a lo largo de sus años de viva pueden decir que han vivido de todo o casi de todo. Ahora con toda esa experiencia acumulada echan la vista atrás y empiezan a pensar qué cambiarían de su vida o cuáles han sido sus mayores errores. En este sentido, estudio de Harvard dirigido por el psiquiatra Robert Waldinger explica que las mujeres suelen arrepentirse de no haber vivido de forma más auténtica, al arrepentirse del “qué pensarán los demás”, mientras que los hombres lamentan haber trabajado demasiado y haber pasado poco tiempo con sus familias.
En este sentido, William Rossy, a través de su canal Sprouht ha querido dar voz a jubilados de entre 60 y más de 80 años para que cuenten sus mayores arrepentimientos. Cada uno de estos testimonios están llenos de palabras sabias, experiencias y emociones, que son sin lugar a duda una ventana a lo que se aprende solo con el tiempo.
“Me sentí mal cuando mi hijo me dijo que debía vender la casa y mudarme a una residencia”, confiesa un hombre de 85 años a este reportaje en inglés. “Ahí es cuando te sientes viejo. Pero sigo de pie. Físicamente estoy bien, mentalmente también, solo más cansado. Me arrepiento de errores, pero la vida es dulce”.
Otra mujer, de 83, lo dice con ironía y resignación: “Hacerse mayor no es para los débiles. Doy gracias por tener salud, pero uno se da cuenta de que el cuerpo ya no acompaña como antes”.
“Sí, volvería a tener 25 años”
Una pregunta que se hace en la entrevista es la de si desearían volver atrás y tener 25 años a lo que casi todos responden al unísono “sí, claro que volvería a tener 25 años para vivirlo todo otra vez”. Otro añade: “Con lo que sé hoy, sin dudarlo. La vida me enseñó que nadie es más que nadie, todos somos iguales”.
Por el contrario, otros lamentan las decisiones tomadas con prisa o por miedo. “Me casé demasiado joven”, cuenta una mujer de 73 años. “Tenía 18. Hoy esperaría hasta los 30. Me habría gustado vivir un poco más antes de comprometerme”. Otro confiesa lo mismo: “Mi primera esposa tenía 20 y yo aún estaba descubriendo quién era. Uno no debería casarse tan pronto. Todavía estás cambiando”.
También hay quien mira atrás con ternura: “Me encantaría volver a los 30 y tener otra vez a mi madre y a mi padre”. Las mujeres, en especial, hablan de un arrepentimiento recurrente. “Como mujer te vuelves invisible con los años. De joven todos te miran, luego pareces no existir. No valoramos a las personas mayores, y eso duele” explica una de las entrevistadas.
Una vida marcada por el esfuerzo
El sacrificio aparece como un hilo común. “A los 9 años ya trabajaba en el campo, casi no fui al colegio”, recuerda un hombre. “Mi mujer y yo salimos de casa con una bolsa de plástico, sin nada. Todo lo logramos a base de esfuerzo y trabajo”.
Otros se muestras tristes de lo que no llegaron a conseguir. “Debí viajar más”, confiesa uno. “Esperamos a tener dinero, cuando habría sido más divertido hacerlo de jóvenes, aunque fuera en sitios más modestos”.
Y entre los recuerdos, también hay sueños que nunca se cumplieron. “De verdad me arrepiento de no haber aprendido música”, dice un jubilado. “Pensé que mis padres no podían comprarme un instrumento y lo dejé. Hoy lo lamento. La música está dentro de mí, pero no sé cómo expresarla”.
Consejos para los jóvenes: valora el tiempo y deja de preocuparte tanto
A pesar de los lamentos, estos jubilados son pura experiencia, por lo que lanzan un claro esperanza a esas nuevas generaciones. “Disfruta de la vida todo lo que puedas, mientras puedas”, aconseja uno. Otro añade: “No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Sé buena persona y lo demás se acomoda”.
También hay quien invita a mirar menos el teléfono y más a la gente: “Antes, con nada nos lo pasábamos bien. Hoy los jóvenes lo tienen todo y, aun así, muchos no son felices. Dejen el móvil y hablen entre ustedes”.
El tiempo, para ellos, es el bien más valioso. “Los jóvenes siempre van con prisa”, lamenta un entrevistado de 85 años. “Entiendo que el mundo está ahí fuera, pero hay que calmarse y avanzar con sentido”.
Y entre risas, un último consejo que encierra toda una filosofía de vida: “No puedes pasarte el día en la cama comiendo galletas. Levántate y sigue aprendiendo. No lo sabes todo, y eso está bien”.
El vídeo concluye con una reflexión que resume la sabiduría de la experiencia: la vida, incluso con sus errores, sigue siendo un regalo. “Lo que tienes ahora, la energía, el corazón latiendo, las oportunidades de cada día es el sueño de alguien que ya no puede tenerlo”, dice el William Rossy.

