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Lina (38) holandesa en España: "Mi hijo (11) tiene al menos dos exámenes y una presentación cada semana"

Lina destaca la exigencia del sistema educativo español y el nivel, muy por encima del holandés.

Una madre y un hijo
Una madre y un hijo acuden a un centro. |Envato
Ana Cara
Fecha de actualización:
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La educación pública española se valora en un 49% de forma positiva por los padres y madres que apuestan por ella en las primeras etapas formativas de sus hijos, según un estudio de la cátedra UAM Educacción basado en un sondeo de Metroscopia de septiembre de 2025. Este es el caso de Lina, una mujer holandesa de 38 años, que vive en Valencia desde hace ochos años, y cuyo hijo de 11 está matriculado en primaria. Lina ha explicado cuáles son las diferencias que percibe respecto a su país de origen. “Cuando veo lo que aprende en primaria aquí en España, a veces me quedo realmente sorprendida”, ha asegurado.

La madre ha relatado en una entrevista al medio neerlandés J/M Ouders, que eligieron un centro público entre las opciones disponibles —públicos, concertados y privados— porque buscaban un entorno equilibrado, y ha afirmado que “el sistema educativo aquí es muy diferente al de los Países Bajos”.

Un nivel académico que la familia no esperaba

El nivel formativo ha superado sus expectativas. En su opinión, en los Países Bajos existe la percepción de que en primaria se aprende sobre todo mediante el juego, mientras que en su zona de Valencia el listón es más alto. “En nuestra zona, sin duda, se están esforzando por mejorarlo”, ha señalado. 

Su hijo cursa sexto de primaria, el último de esta etapa, donde estudia contenidos avanzados como, por ejemplo, anatomía básica. “Saben absolutamente todo sobre el cuerpo humano: músculos, huesos, nervios, de todo”, ha comentado. Asegura que el centro incluso ha impartido un curso de reanimación cardiopulmonar. Ha explicado que, en matemáticas, trabajan con fracciones y porcentajes, lo que para ella supone un nivel “simplemente mucho más alto de lo que estoy acostumbrada en Países Bajos”. La exigencia académica también se refleja en la frecuencia de evaluaciones, donde al menos, su hijo tiene “dos exámenes y una presentación cada semana”.

Largas jornadas escolares y actividades extraescolares

La jornada escolar, más larga que en su país, con horario de 9:00 a 16:30 horas, con servicio de comedor incluido, llama la atención de Lina. Sobre este punto, ha destacado el apoyo a las familias vulnerables, con bajos ingresos, que “reciben un subsidio para que todos sus hijos tengan una comida saludable” ha añadido. Una medida que considera esencial puesto que evita diferencias y garantiza que todos los menores puedan comer adecuadamente.

Una vez que terminan las clases, muchos estudiantes participan en actividades extraescolares. En el caso del suyo, está inscrito en clases de baloncesto. “Los días son realmente largos en España”, ha afirmado, señalando que a veces parece que el horario diario podría compararse al de un adulto.

Garantías para el alumnado 

Otro rasgo que menciona es la forma en que los centros gestionan las ausencias del profesorado. En comparación con los Países Bajos, donde las interrupciones se producen de forma constante, ha destacado que “las clases rara vez se cancelan”, es más “si un profesor está enfermo, hay un sustituto disponible de inmediato”. Aunque considera que esta dinámica aporta estabilidad, reconoce que implica que “nunca hay un verdadero descanso”.

Lina también se ha referido a la educación especial en España. Según ha explicado “los niños con necesidades educativas especiales suelen recibir apoyo personalizado, a veces incluso individual”. Valora que muchos centros dispongan de profesionales especializados que colaboran con el docente de aula, y que existan centros específicos para casos que requieren una intervención más profunda. 

A pesar del ritmo, más elevado, Lina reconoce que la experiencia está repercutiendo de forma positiva en su hijo. “A los niños se les enseña disciplina y a trabajar duro”, ha afirmado. Aunque ha admitido que a veces lo ve agotado por la carga de tareas, también ha expresado su satisfacción con lo que ha aprendido, sobre todo cuando escucha “lo que sabe y puede hacer”, afirma sentirse “orgullosa”.