El Tribunal de la Audiencia Provincial de Barcelona ha condenado al cuidador de una pareja de ancianos (el hombre de 84 años estaba enfermo de Parkinson) por un delito continuado de estafa y otro de hurto. Se ha probado, según el jurado, que se aprovechó del deterioro cognitivo del marido para quedarse con 37.580 euros que fue consiguiendo a lo largo de varios meses. También se apropió de 950 euros que sustrajo durante una hospitalización de la mujer y que sabía que estaban escondidos en el armario.
Fue en el año 2016, como queda reflejado en la sentencia 771/2021, cuando la familia contrató al acusado para que ayudara en su quehacer diario a un anciano que debía desplazarse usando una silla de ruedas y que, además de esta incapacidad, estaba diagnosticado de Parkinson. El sueldo que le pagaban era de 880 euros y poco a poco se ganó la confianza de la familia hasta el punto de que tenía las llaves de la casa.
Una vecina, que era la que se encargaba de la pareja antes de que llegase el nuevo trabajador, dejó de ir al domicilio porque consideraba que ya no era necesaria. Fue entonces cuando el hombre empezó a acompañar al jubilado a los bancos para sacar dinero por importes muchos mayores a los que necesitaba para cobrar su sueldo y pagar los gastos de la casa (facturas o compras).
Las cantidades que sobraban eran las que se quedaba el cuidador y la víctima no se daba cuenta debido a su enfermedad. La familia se dio cuenta, revisando la cuenta del banco, de que había movimientos extraños que no cuadraban y presentó una denuncia. Gracias a eso se inició un procedimiento judicial que terminó en una condena a pesar de que el acusado negó los hechos y aseguró que los dos ancianos estaban al corriente de lo que pasaba.
Qué pasó en el juzgado de primera instancia
El Juzgado de lo Penal de Barcelona analizó la documentación bancaria, los informes médicos y las declaraciones de testigos como la vecina, los trabajadores de las sucursales y los profesionales sanitarios. Concluyeron que la demencia que tenía el anciano, le impedía entender el alcance económico de lo que hacía, y eso fue aprovechado por el acusado para quedarse con el dinero.
No se trataba de acompañar al anciano a sacar dinero, sino que le inducía a que la cantidad fuera más alta de lo que necesitaba. Le engañaba y precisamente la confianza que había depositado la pareja en él fue considerado como un agravante.
Además se consideró probado que durante una hospitalización de la esposa, el cuidador se quedó con 950 euros más que ella había guardado en el armario.
Qué condena puso la Audiencia Provincial de Barcelona
La Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Barcelona dictó sentencia en noviembre de 2021, y condenó al acusado a 2 años y 6 meses de prisión por un delito de estafa y a 18 meses más por hurto. Le impusieron una multa de 12 meses pagando 10 euros diarios, y tuvo que pagar una indemnización de 37.580 euros por la estafa y de 950 euros por el hurto.
Aunque no era una estafa planificada con demasiada antelación, quedó claro el aprovechamiento de la enfermedad del anciano y que su capacidad cognitiva estaba limitada lo suficiente para generar el desplazamiento patrimonial. Se resalta que el acusado estaba contratado como cuidador, lo que da más gravedad a los hechos.
La resolución fue recurrida pero el TSJ de Cataluña ratificó la condena en 2022.

