Benjamin Dousa, ministro sueco de Cooperación para el Desarrollo y Comercio Exterior, ha enviado una carta al Gobierno de España instando a reorientar su plan regulatorio sobre las bolsas de nicotina. En los escritos (con fecha el 24 de septiembre) Estocolmo expresa su “seria preocupación” por el impacto sobre la libre circulación de bienes y sostiene que las medidas “van más allá de lo necesario”, al cerrar de facto el mercado a un producto hoy permitido en gran parte de la UE. El portal especializado Pouchforum publicó íntegramente ambas misivas.
Esto llega después de que en España, el Ministerio de Sanidad mantenga un Real Decreto en tramitación que, entre otras restricciones, propone prohibir todos los sabores salvo el de tabaco y limitar la nicotina a 0,99 mg por bolsita. Este umbral, según productores y varios Estados miembros, equivaldría a una prohibición encubierta. El texto fue notificado al sistema TRIS de la Comisión (expediente 2025/0044/ES), donde constan los detalles y los reparos presentados durante el trámite.
Suecia ya había usado antes la vía comunitaria (el “dictamen detallado”) para suspender tres meses el calendario español y forzar un diálogo técnico. “Las bolsas de nicotina no son un producto saludable, pero si se permite fumar, deben permitirse alternativas de menor riesgo”, ha defendido Dousa en varias intervenciones públicas, en línea con la estrategia sueca de reducción de daño.
Mercado único frente a salud pública
Para entender esto, debemos de sacar que el núcleo del litigio es europeo. Suecia sostiene que las prohibiciones generales crean barreras injustificadas al comercio intracomunitario y disuaden inversiones en un producto que, argumenta, ha contribuido a su bajísima prevalencia de fumadores diarios. Francia y España replican que el vacío regulatorio comunitario y la protección de la salud (en especial de los menores) amparan medidas más estrictas a escala nacional. El expediente francés expone un incremento de intoxicaciones notificadas a los centros antiveneno como una de las razones de su línea dura.
En paralelo, varios países han elevado observaciones formales en Bruselas contra la severidad de los planes español y francés, advirtiendo de consecuencias no deseadas en política de tabaquismo si se cierran alternativas de riesgo reducido.
Qué dice la carta enviada a España
En la misiva dirigida a España, el Gobierno sueco agradece la respuesta de Madrid al dictamen detallado, pero insiste en que el techo de 0,99 mg y otras restricciones “en la práctica pueden impedir cualquier exportación” al país. “España es un socio clave; confiamos en encontrar opciones menos restrictivas”, traslada Dousa, según el contenido difundido por Pouchforum.
El giro sueco no es inocuo, ya que organizaciones antitabaco en Suecia han criticado con dureza la ofensiva diplomática. “Es inconcebible y me avergüenza”, afirmó Helen Stjerna, de A Non Smoking Generation, sobre los intentos de frenar la regulación en otros países. El Gobierno replica que no defiende un “producto saludable”, sino el equilibrio regulatorio y la coherencia del mercado único.
Lo que viene ahora
A corto plazo, el calendario político es distinto en cada país. En España, la norma sigue en tramitación tras el parón obligado por el dictamen detallado y las observaciones recibidas en el TRIS, sin fecha oficial de aprobación, y en plena discusión sobre si su diseño respeta la proporcionalidad exigida por la jurisprudencia europea. En el plano comunitario, la Comisión y el Parlamento trabajan en la revisión de la directiva del tabaco y nicotina (TPD III/TEDOR), que marcará el marco común para estos productos.
