Vivimos en un mundo digital en el que el teléfono móvil o cualquier dispositivo electrónico resulta casi imprescindible. Tanto para hacer trámites, estudiar, trabajar o, incluso, para algo tan cotidiano como pedir en un bar o restaurante. Sin embargo, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) y otras organizaciones han advertido de que si un local obliga a consultar la carta únicamente a través de un código QR, esta se trata de una práctica ilegal y como clientes tenemos derecho a reclamar.
La pandemia aceleró esa transformación y popularizó el uso de los códigos QR como forma rápida y segura de acceder a menús y servicios sin necesidad de contacto físico. Pero lo que nació como una solución temporal se ha mantenido en muchos establecimientos, y no siempre de forma correcta.
La carta física y visible no puede desaparecer de ningún establecimiento
Poco a poco están disminuyendo las cartas físicas, aunque aún existe la posibilidad de utilizarlas si nos negamos a abandonar el mundo analógico. Además de esta práctica, con el fin de agilizar el proceso de pedir la comida y las colas en la barra, ya hay restaurantes que incluso emplean el uso de estos códigos para simplemente hacer la demanda desde nuestro propio móvil.
Así, y al igual que ya señaló el Ministerio de Consumo, la OCU recuerda ahora que los precios de comidas, bebidas y servicios deben mostrarse siempre al público mediante cartas o listas visibles. También pueden usarse otros soportes, como murales o pizarras, pero en todos los casos la información debe estar disponible en español.
La mejor opción es un modelo mixto
El problema es que cualquiera puede sustituir el QR de la carta por una pegatina con un QR que lleve a una página fraudulenta. El problema no es que los restaurantes o cualquier otra entidad utilicen QRs, sino las medidas de seguridad que los usuarios de dispositivos móviles implementan y el uso que hacen de esos dispositivos.
Ante esto, la OCU recuerda que un modelo mixto es la mejor opción: carta física disponible para quien la pida y código QR para quienes prefieran usarlo. Con ello se garantiza el acceso a la información a todo tipo de clientes, sin excluir a nadie.
En su momento ya lo denunció el abogado Andrés Millán, conocido como ‘lawtips’ en redes. Allí explicaba que esta práctica puede tener riesgos. “Estamos aquí en un restaurante y queremos pedir, pero no atienden en la mesa salvo que escanees este QR”, decía en un vídeo publicado en TikTok. "Y lo escaneas y te hacen descargar su propia aplicación, no te dan la carta”, explica el experto, haciendo referencia a que en ese establecimiento no hay cartas físicas en las mesas, únicamente en la barra. Tras intentar usar la versión web del restaurante, “salta error, no funciona”, por lo que "te están forzando a descargar la app".
Millán y sus compañeros señalaban que es una práctica “bastante llamativa”, así como “poco habitual”. Y no es solo porque nos descarguemos una aplicación en específico, sino porque esto implica ceder parte de nuestros datos. “Debería, o no haber nada, o haber una carta física. O al menos facilitarte una alternativa, pero lo que no puede es solo haber esto en la mesa. Que no os la líen, no tenéis que dar vuestros datos para pedir una ensalada”, decía.
Además de esto, la OCU también menciona la costumbre de cobrar por separado conceptos como el aperitivo, la leche del café o incluso el hielo, aun cuando estos cargos figuran detallados en la carta. Por su parte, algunos establecimientos prohíben el acceso al baño a quienes no son clientes, incluidos niños pequeños o ancianos con necesidad urgente. Todas ellas son también prácticas ilegales que pueden ser sancionadas.

