El sector del ocio nocturno y parte de la industria de festivales han alzado protesta contra el Ministerio de Sanidad por el anteproyecto de reforma de la Ley del Tabaco, aprobado por el Consejo de Ministros el pasado 9 de septiembre. El texto que equipara los cigarrillos electrónicos al tabaco convencional, no solo prohíbe fumar y vapear en nuevos espacios entre los cuales se encuentran las terrazas de hostelería y los espacios al aire libre de salas de fiesta y recintos de espectáculos, sino que además extiende la prohibición a 15 metros de los accesos a edificios y equipamientos públicos.
Ramón Mas, presidente de la Federación Nacional de Empresarios de Ocio y Espectáculos (España de Noche), explica que Sanidad “levanta una cortina de humo” con medidas “cosméticas” que “trasladan a pymes de ocio, bares, turismo, cultura y espectáculos una responsabilidad que no les corresponde”. Por su parte, la patronal denuncia que la vigilancia del consumo recaería en empresarios y trabajadores y añade que “si un cliente fuma tabaco, glicerina u otros productos”, generaría “inseguridad jurídica” y afectaría a la competitividad del sector.
A la crítica, que la ministra Mónica García admitía como de “consenso total”, se ha sumado Zamna, organizadora de festivales y eventos al aire libre, que califica de “desproporcionada” la prohibición de fumar o vapear en espacios abiertos. La compañía cifra en cerca de 100.000 los asistentes a sus festivales este año en varias ciudades españolas, por lo que advierte de las pérdidas económicas que puede suponer esta medida, además de los problemas operativos si miles de fumadores intentan salir simultáneamente del recinto para consumir.
Qué dice la nueva ley antitabaco
El borrador de Sanidad introduce tres cambios de calado. El primero de ellos es que amplía el ámbito de prohibición, pues se veta fumar y vapear en los exteriores de piscinas de uso colectivo, instalaciones deportivas y recintos donde se celebren espectáculos, así como en los espacios al aire libre de salas de fiesta y en los exteriores de bares y restaurantes. También se incorporan limitaciones en estaciones de autobuses al aire libre, en el transporte con conductor y en otros ámbitos del transporte suburbano a cielo abierto.
La segunda medida es que, se establece un perímetro de 15 metros por considerarse entornos de protección reforzada, por lo que queda prohibido el consumo de productos del tabaco a menos de esa distancia de los accesos a edificios públicos, centros sanitarios y sociales, educativos y culturales, instalaciones deportivas y parques o recintos infantiles.
Por último, es que el texto equipara los cigarrillos electrónicos a los productos del tabaco e introduce nuevas restricciones, entre ellas la prohibición de comercializar dispositivos de un solo uso. Además, y muy a tener en cuenta es que por primera vez, se fija la prohibición de fumar para menores.
Sanidad defiende que la reforma responde a cambios epidemiológicos y de mercado, con especial atención al repunte del uso de cigarrillos electrónicos entre adolescentes, y que persigue “promover espacios saludables y sin humo en ambientes comunitarios y sociales”.
El choque con la hostelería, el ocio y el turismo
Las patronales de ocio ya empiezan a temer una caída en el tiempo de permanencia y el gasto de los clientes en terrazas y locales, y prevén un aumento de molestias vecinales si los fumadores se ven obligados a concentrarse en la vía pública (ya que dejarán de fumar en las terrazas para hacerlo en las inmediaciones). Organizaciones territoriales del sector han expresado alegaciones formales en la fase de exposición pública.
La nueva ley llega en un momento en el que recordemos que España batió récord turístico, superando los 55,5 millones de turistas internacionales entre enero y julio, un 4,1% más interanual, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Por este motivo, las empresas de ocio alertan de ese posible efecto sobre la competitividad frente a destinos mediterráneos con regulaciones menos estrictas, como es el caso de Portugal.

