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Europa quiere imponer una nueva subida del tabaco y 83 expertos en salud pública alzan la voz: “Contradice la evidencia científica”

Una carta firmada por 83 investigadores pide no equiparar vapeo y alternativas sin combustión con los cigarrillos.

Estanco de venta de tabaco
Estanco de venta de tabaco |EFE
Francisco Miralles
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La Comisión Europea registró el 16 de julio una reforma de la Directiva de Impuestos Especiales del Tabaco que endurece de forma sustancial los tipos mínimos en la UE, incorpora por primera vez a los cigarrillos electrónicos, el tabaco calentado y las bolsitas de nicotina, y fija su entrada en vigor a partir de 2028, en otras palabras, una nueva subida al precio del tabaco y que afectará también a los cigarrillos electrónicos (vapers) y bolsitas de nicotina.

El Ejecutivo plantea elevar el mínimo a 215 euros por cada 1.000 cigarrillos (y el 63% del precio medio ponderado), 215 €/kg para picadura de liar, 143 €/kg o por 1.000 unidades para puros y cigarritos, 108 €/1.000 unidades para tabaco calentado, y entre 0,12 y 0,36 €/ml para e-líquidos, entre otros. Bruselas calcula que, de aplicarse, el alza se traducirá “en general” en 1 a 2 euros más por cajetilla. Ahora bien, la propuesta debe ser aprobada por unanimidad de los 27 en el Consejo, como exige el artículo 113 del Tratado.

En paralelo, el Colegio de Comisarios envió al Consejo y al Parlamento otra pieza clave, que es un nuevo recurso propio de la UE (TEDOR) que destina el 15% de los tipos mínimos armonizados al presupuesto comunitario. La propuesta no depende jurídicamente de la revisión fiscal, pero está diseñada para complementarla y prevé una recaudación estable a partir de 2028.

La ofensiva fiscal ha encendido la respuesta de un nutrido grupo de especialistas. El 1 de septiembre, 83 expertos internacionales en salud pública, dependencia de nicotina y control del tabaco remitieron una carta a Ursula von der Leyen y a los comisarios en la que piden rechazar un “tax-raid” sobre productos de menor riesgo (vapeo, calentado y pouches) y evitar equipararlos fiscalmente al cigarrillo convencional.

Afirmar que el daño de los productos sin combustión es comparable al del cigarrillo contradice la evidencia científica”, sostienen, y reclaman una fiscalidad proporcional al riesgo para facilitar la transición de los fumadores. La misiva está confirmada por entidades como ETHRA, SCOHRE y la Plataforma Médica Española para la Reducción de Daños del Tabaco (PRDT), según explica la Comisión Europea.

El precio del tabaco podría llegar a los 7 euros

En el mercado español, donde el precio medio de una cajetilla estándar se mueve en el entorno de los 5 a 6 euros, el nuevo suelo europeo elevaría el PVP “en general” entre uno y dos euros; y algunas marcas podrían rozar los 7 euros si los fabricantes trasladan íntegramente el alza.

Hacienda ingresó cifras récord por tabaco en 2024 (8.965 millones sumando Impuestos Especiales e IVA, según cálculos publicados), con los Impuestos Especiales totalizando 22.128 millones (todo el capítulo) ese año, de acuerdo con la Agencia Tributaria. Una subida de mínimos europeos modificaría la base imponible y la cesta de ingresos, pero también puede alterar comportamientos de consumo.

Al subir el precio del tabaco y los impuestos, se produce otra contrapartida y es el comercio ilícito. Según un estudio de KPMG, en 2024 se consumieron 38,9 mil millones de cigarrillos ilícitos en la UE (9,2% del total), con Francia como epicentro (18,7 mil millones, de los que 7,8 mil millones fueron falsificados) y un fuerte aumento en Países Bajos (17,9% de cuota).

Ciencia frente a política fiscal

El núcleo de la controversia es sanitario. Bruselas justifica el endurecimiento por el objetivo del Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer (menos del 5% de fumadores en 2040) y por la necesidad de “reducir la atractividad” de productos sustitutivos entre los jóvenes; incluso cita evidencia de “efecto puerta de entrada” hacia el cigarrillo en el caso de los e-cigs.

A ello se suma el plan de la Comisión para introducir un impuesto exprés canalizado por los estancos, con destino a financiar el rearme europeo, que Estocolmo rechaza de plano por “inaceptable”. De esta forma, el pulso político complica aún más la reforma fiscal del tabaco.

Los firmantes de la carta replican con literatura revisada por pares que apunta a un riesgo sustancialmente menor de las alternativas sin combustión y a su utilidad para dejar de fumar. La revisión viva de Cochrane concluye con “alta certeza” que los cigarrillos electrónicos con nicotina aumentan las tasas de abandono frente a la terapia sustitutiva clásica; y el gran repaso del Gobierno británico (OHID, 2022) confirma una menor exposición a tóxicos y biomarcadores de daño frente al tabaco.